¿Y una medalla?
Aznar no podía desaparecer de la vida política activa haciendo mutis por el foro con más pena que gloria. Su despedida del Congreso como presidente del Gobierno, y diputado, fue penosa y triste. Pena y tristeza que se vieron aumentadas por la pérdida de las elecciones del 14-M por el PP. Para colmo de tanta desdicha, el presidente Bush se olvidó de citarle a la hora de agradecer "el coraje y la sabiduría" de los primeros ministros y jefes de Estado que le acompañaron en la guerra contra Irak. Era lógico que su partido trate de rendirle el merecido homenaje. Y en el próximo congreso del PP se aprobará una reforma de sus estatutos creando la figura del presidente de honor, reconocimiento que será concedido a Aznar. Esta denominación lleva aparejada la de ser miembro nato del Comité Ejecutivo y ejercer las funciones que le delegue el presidente ordinario. En este caso, Mariano Rajoy, si es elegido para el cargo. Tenemos, pues, que Aznar no se va, no va a cumplir la promesa de dejar la política nacional, de retirarse a un lugar apacible "para no molestar". ¿Seguro que, ahora, no molestará? Acabo de leer en el editorial de un diario muy amigo de Aznar que "una activa participación del ex presidente en la vida interna del partido podría suponer un problema para Rajoy, puesto que Azar se mantiene como un referente fundamental en el imaginario popular". Pero, ¿cómo va Rajoy a tomar sus decisiones sin consultar a Aznar, que forma parte del Comité Ejecutivo? Participar, claro que participará. Va a ser inevitable. Lo que hay que preguntarse es si Rajoy podrá centrar el partido y darle un aire distinto al del ex presidente, menos bronco y provocador. Eso es al menos lo que algunos altos cargos del PP y militantes esperaban: un nuevo estilo. Esperemos a ver. Uno piensa si no hubiese sido mejor convocar un acto de homenaje a Aznar, en reconocimiento por todos su méritos, y haberle concedido la Medalla de Oro del PP, en lugar de modificar los estatutos para crear la figura del presidente de honor, miembro del Comité Ejecutivo. En fin, que Aznar no se va de la política.
fburguera@inves.es
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