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Reportaje:

Madera de campeona

Carlota Ciganda disputa a los 14 años la Ryder Cup Amateur tras ganar el Campeonato de Europa Femenino

No puede votar ni conducir. Incluso no tiene edad para ponerse al mando de un ciclomotor, pero ya es la promesa más firme del golf nacional. Con sólo 14 años, la navarra Carlota Ciganda deslumbra en todos los campos por su desparpajo sobre el césped y su juego siempre valiente. Su última exhibición se pudo ver la pasada semana en el campo de Ulzama (Navarra) donde conquistó el Campeonato de Europa Femenino Aficionado, lo que la convierte en la primera española dentro de este selectivo club de ganadores.

Pero éste sólo es un pequeño jalón en la meteórica trayectoria de la golfista de Larrainzar. Esta temporada, ya se ha alzado con el campeonato de España infantil y cadete, el Europa sub-16 y absoluto amateur, además de las medallas de oro por equipos en los Europeos sub-16 y junior. A esta relación hay que sumar su segundo puesto, el pasado año, en el torneo de Doral (Miami), considerado como la meca del golf amateur. Todo un record para una chica que, pese a su edad, se desenvuelve con igual soltura ante otras jóvenes o ante jugadoras más curtidas.

No hay presiones para jugar al golf, el límite del juego está donde acaba la diversión de Carlota

Desde que a los cinco años comenzó a acompañar a su padre al club de Ulzama, Carlota Ciganda no se ha separado del golf. A los ocho, ya sabía coger los palos e imprimirles una fuerza superior a la que logran los niños de su edad. Después llegó la mejora en la técnica, el drive, el putt y el approach, los entrenamientos y las victorias. Ahora es tiempo del colofón. Esta semana, la pequeña de los Ciganda tiene que coger el avión, y mientras sus compañeros del colegio del valle de Ulzama vuelven de las vacaciones, desplazarse a Cleveland (EE UU) y disputar la Ryder Cup Amateur. Ella es uno de los seis niños elegidos para representar a Europa en este particular duelo contra los Estados Unidos y la joven Carlota no cabe en sí de gozo.

Además de la competición, los escogidos tendrán la oportunidad de ver a sus ídolos jugando en el mismo campo y en el mismo torneo, aunque de categoría profesional. "Es la primera vez que voy a poder ver a Tiger Woods o Sergio García en un campeonato y me hace mucha ilusión, porque son los mejores del mundo", reconoce. Pese a la cercanía física de la que va a disfrutar Carlota, ella misma se muestra prudente y marca distancias. "Son mucho mejores golfistas que yo en todos los aspectos y no me atrevería a jugar contra ellos", asegura sin acordarse de que, a los 14 años, ya está escribiendo una de las páginas más brillantes del golf nacional.

Las cualidades golfísticas innatas de Carlota no alteran su carácter tímido y tranquilo. Para ella el deporte sigue siendo sinónimo de diversión y nada más. "Juego porque disfruto y me gusta, y si además gano, pues mucho mejor para mí y para los que me siguen", asegura. Su voz sólo se templa y endurece cuando oye la palabra derrota. La casta de los Ciganda destaca por su competitividad. Desde el tío, José Ángel, el mítico Cuco goleador de Osasuna y el Athletic, al padre de Carlota, Juan, todos los miembros de esta numerosa familia disfrutan con el deporte y con la victoria. Carlota se ríe cuando recuerda que siempre barre a su padre y a su tío en el campo de golf, pero frunce el ceño cuando se le habla del frontón, otra de las aficiones familiares. "Nunca gano", reconoce contrita. Su padre, fiel al carácter vencedor de los Ciganda, no le regala un tanto. "Debe aprender a que la victoria tiene que ser por méritos propios, por ser mejor que el rival. Si no, se debe entrenar y luchar más", sentencia Juan. Pero el de los Ciganda no es un laboratorio de deportistas, y un abismo los separa de la historia de Tiger Woods, uno de los ídolos de Carlota. Si el norteamericano fue entrenado desde niño con técnicas cuasi militares para ser golfista, los de Larrainzar sólo están empeñados en lograr que su hija sea una buena persona.

No hay presiones para jugar al golf, ni obligaciones casi esclavas. El límite del juego está situado, precisamente, donde acaba la diversión de Carlota. "El único éxito de mi hija es que disfruta con el golf y, para cualquier padre, ver alegres a sus hijos es lo que le hace feliz", prosigue Juan, para quien el salto a la profesionalidad de Carlota no es ningún objetivo. "Lo que tiene que hacer es seguir con el colegio, porque también es buena estudiante, y formarse como persona. Lo del golf, ya se verá si ella quiere continuar y, sobre todo, si le sigue gustando", concluye.

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