El incendio de una motocicleta afecta a cuatro coches y a la fachada de un edificio del barrio del Pilar
El incendio de una motocicleta, que posteriormente se extendió a cuatro coches y a la fachada de un edificio, en el número 12 de la calle de Puentedeume, en el barrio del Pilar, obligó el desalojo la pasada medianoche de 24 viviendas.
Miguel Ortigüela Durán, de 19 años, no daba crédito a lo que veía pasadas las cuatro de la madrugada, hora en la que se desató el incendio, cuando tuvo que abandonar su vivienda. Humo, fuego, mucha espuma, coches calcinados, llamas que subían por la fachada hasta el tercer piso de su bloque, todos los vecinos en pijama en la calle... ¿Por qué? Su motocicleta, una Piaggio Thyphoon negra recién estrenada, había sido presa del fuego, y, además, era el posible detonante de todo ese desastre, en el que nadie resultó herido.
Poco después de las 23.30, Miguel había dejado aparcada su moto, como venía haciendo desde que la compró, en la puerta de casa. "No sé qué pasó", reconoce el joven, que asegura que un vecino del bloque de enfrente le comentó que el fuego partió de los contenedores, y que de ahí se extendió a su moto, y luego a los coches y, por último, al edificio. "Yo estaba durmiendo, oí follón fuera. Los bomberos me dijeron que había fuego, y que saliera de casa". De lo que pasó antes no sabe nada, y se mostraba tan sorprendido como el resto de inquilinos.
La estrechez de la acera, de apenas un metro de anchura, la cercanía de los vehículos estacionados en batería, y la escasa distancia de la primera planta del bloque de 24 viviendas -el bajo está situado a ras de calle- facilitaron la rápida propagación del incendio. "Cuando me desperté tenía los cristales rotos, todo lleno de humo, la persiana derretida y la cortina quemándose", recuerda Jesús Ramos, de 53 años, vecino del bajo 3. La motocicleta incendiada estaba aparcada debajo de su ventana.
Los bomberos tardaron 25 minutos en controlar el fuego, cuya intencionalidad se está investigando. El temor a que se propagara más, y a que se prendiese el combustible de los vehículos, les obligó a emplear espuma en la extinción. El Samur-Protección Civil atendió a dos bomberos, por una contusión y por una herida. Cuatro vecinos fueron tratados por crisis de ansiedad, aunque recibieron el alta de inmediato. A las seis de la mañana todos los inquilinos regresaron a casa.
Leopoldo Villegas, de 41 años, se encontró con el suceso a mediodía. "He venido a recoger el correo porque mi madre está de vacaciones", afirmaba el hombre. "Cuando he visto el edificio negro, me he quedado blanco", relataba con buen humor.
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