Hace un año yo tuve una ilusión
Entre los proyectos que pienso impulsar profundamente de manera personal, que no personalista, figura en lugar destacado la conmemoración del Quijote. Quiero que el Quijote esté en la calle, en las gentes, en la televisión, en la radio, en la prensa, en los colegios, en los parques, impreso en el papel higiénico y en las bolsas de pipas. Es mi deseo que a los españoles y españolas les salga El Quijote por las orejas, especialmente a todos aquellos que se rieron de mí cuando produje la idea.
-Pero, aparte de hablar del Quijote, ¿sabe hacer algo más ejte gilipollaj integral? -dijo alguien.
Qué va, hombre, es broma. Pepe Bono apreció mucho aquella idea mía de conmemorar el cuarto centenario del Quijote, aunque bien pudo sentir celos, porque es bien sabido que en la Historia ha habido dos personajes importantes para la Mancha: Don Quijote y Pepe Bono. La verdad es que tengo un profundo sentido del humor, lo que, unido a mi legendario buen talante, me acerca bastante al perfil del actor Michael Landon, el de La casa de la pradera. Imaginen si soy buena persona, que ya he perdonado a quienes conspiraron contra Rafa Simancas en el Gobierno de Madrid. ¡Qué digo, perdonado! Incluso lo he olvidado, y confío
en que la mayoría de los españoles tampoco recuerde nada de ese episodio bochornoso. Menudo verano me hicieron pasar. Justo el verano pasado. Qué cosas. Algunos pensaban que mi liderazgo duraría un mes; otros, 15 días. En los periódicos aparecían
las tripas
del PSOE, bastante malolientes, por cierto, casi tan malolientes como las reuniones de empresarios de la construcción con dirigentes del PP. A pesar del hedor, la Justicia no encontró motivos para actuar, ni el Fiscal General razones para investigar.
-Anda que... -me dijo una vez Alfonso Guerra- Cómo va a estar el purgatorio dentro de unos años. ¡Abarrotao! Estará San Pedro con unos ojos como platos: ¿pero usted también estuvo en esos años de Gobierno en España con Aznar? Pero aquello no era un Gobierno, ¡aquello era el gabinete del barón de Munchaussen!
-Oye, José Luis -me comentaba Pepe Blanco el otro día-, he estado hablando con Juan Fernando y dice que el delito de compra
de diputados no caduca así como así, de manera que digo: ¿por qué no proyetamos reativar la investigación de lo que pasó en Madrid?
-Quita, quita.
-Hombre, como tú dijiste que era un golpe de Estado más gordo que el del veintitrés efe...
-¿Quién se acuerda de eso, Pepe?
-¡Coño, yo me acuerdo, que hace un año casi me echan!
Hace un año, hace un año... Un año es mucho tiempo. Hace un año, hacia finales
de agosto, el Presidente del Gobierno se iba a Quintanilla de Onésimo, jugaba al dominó ante las cámaras de televisión y después lanzaba una diatriba contra media España o más. En cambio, yo...
Unos gritos alteraron mi profunda reflexión:
-¡No a Zetapé, no a Zetapé! ¡Zetapé, ríndete! ¡Acebes al poder, Acebes, machote!
Ángel Acebes y Eduardo Zaplana habían cumplido su amenaza y se manifestaban en la puerta de casa, portando unas pancartas con bonitos bordados y encajes. Cuando se es de buena familia...
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.