Una goleada como punto final

Para la selección española, el torneo olímpico de balonmano acabó con el mismo partido con el que empezó, frente a Corea, rival al que volvió a derrotar, en esta ocasión de forma mucho más clara que entonces, cuando se impuso por un solo gol de diferencia.

El resultado se explica, entre otras razones, porque ayer sólo estaba en juego la séptima plaza, un puesto menor para un equipo que aspiraba a alcanzar el podio, como ya hizo en los Juegos de Sidney y Atlanta, donde fue medalla de bronce. Ante la falta de tensión competitiva, el equipo de Argilés se mostró especialmente alegre contra los coreanos.

Las derrotas ante Alemania, en el partido decisivo de los cuartos de final, y posteriomente contra Francia, no afectaron ayer a España, muy relajada, superior a su adversario en cuanto se tomó el partido en serio. Los coreanos salieron especialmente motivados y se hicieron con el mando del partido, superando sin problemas la defensa 6-0 que les planteaba su adversario, hasta que los españoles despertaron, y del 4-1 se pasó al 5-5.

Frente a la velocidad de Corea, los españoles opusieron una buena defensa y un ataque certero. Especialmente concentrado, el grupo de Argilés consiguió ya atrapar el descanso con un gol de ventaja (11-12).

Corea, en cualquier caso, no se dio por vencida hasta la mitad del segundo periodo. A partir del 17-22, sin embargo, el partido perdió intensidad y se convirtió en una exhibición de los españoles, que tuvieron buenos artilleros y, además, se blindaron defensivamente, especialmente en la portería, con Hombrados en plena forma. Romero, O´Callaghan, Lozano, Uríos y muy especialmente Colón estuvieron muy acertados en el lanzamiento ante un adversario que perdió el hilo de la confrontación.

La goleada final, en cualquier caso, no alivió el mal trago español, obligado a dos partidos prácticamenet de castigo -frente a Francia y Corea- después de perder en la tanda de penaltis contra Alemania.

"Del cielo al infierno hay una distancia muy corta", se lamentó César Argilés, al final del encuentro, cuando se le preguntó por una valoración del torneo. "Es tan corta que no pasa de los seis segundos", prosiguió el seleccionador, en referencia al encuentro contra Alemania, en que su equipo desperdició claras ventajas para clasificarse para las semifinales, especialmente al final de la primera de las dos prórrogas que se disputaron.

"Hoy [por ayer] hemos afrontado el partido con profesionalidad y los dos equipos nos hemos mostrado muy fuertes". "La diferencia", prosiguió Argilés, "estuvo en que nosotros nos pusimos por delante en el marcador al principio del segundo tiempo por la fuerza de nuestra defensa. A la que hemos defendido bien, hemos podido resolver el encuentro al contraataque".

Los jugadores se expresaron en términos parecidos al de su técnico y coincidieron en lamentarse por la mala suerte que tuvieron en el partido decisivo de cuartos de final.