El librillo secreto de Mas
El trabajo del director técnico ha llevado a la pista española a su edad de oro
"La persecución es fuerza, cadencia y técnica", proclama, orgulloso, Jaume Mas, el técnico que ha sacado del páramo la pista española -un oasis: la feroz individualidad de Joan Llaneras, campeón olímpico, pluricampeón mundial. "Si a eso le añadimos trabajo en equipo, dedicación, ilusión y compañerismo, tenemos la medalla". A Jaume Mas, nacido en Baleares, la tierra de los velódromos, hijo de pistard, pistard él mismo en los tiempos en que en Madrid aún se disputaban los Seis Días, técnico que aprendió todos los secretos, que los mamó, de su padre, Gabriel, también técnico largos años, descubridor de talentos, le da vergüenza aparecer ante la prensa, fotografiarse con dos medallas de bronce, una en cada mano, recordar el largo camino que llevó España: última en los Juegos de Sidney en persecución por equipos, penúltima con Toni Tauler en la individual, a medalla de bronce en ambas competiciones. Trece segundos más que en Atenas en equipos, 17 segundos en individual. Y es una competición de cuatro kilómetros, donde se cuentan hasta las milésimas. Se disculpa, dice que los políticos le están felicitando y no puede dejarlos, disfruta, se emociona, viendo a su cuarteto en el podio, y, finalmente, aparece.
"Atentos a Llaneras, al 'keirin' y a Gemma Pascual. Aún no se han acabado las medallas"
"Aunque hayan corrido cuatro, el equipo son cinco, y eso es difícil de conseguir, que los cinco trabajen igual sabiendo que uno se quedará fuera", dice de entrada, declaración de principios. "De hecho, el Consejo Superior de Deportes me acaba de anunciar que el año próximo tendrán beca los cinco, incluido Guillermo Ferrer, no sólo los cuatro que han corrido". Mas llegó a la dirección técnica de la pista hace tres años, poniendo fin a la división existente anteriormente entre las especialidades de fondo -persecución y puntuación, principalmente- y las de velocidad -sprint y keirin. Su primera misión fue rearmar el equipo de persecución recuperando para la selección nacional a corredores a los que había formado él en Cataluña, como Sergi Escobar o Carles Torrent. A éste último, que se había volcado en la carretera -llegó a ganar la Vuelta a Rioja con el Paternina-, le rescató vendiéndole ilusión y confianza, los elementos que le faltaron en su anterior época en la selección. "Una de las mayores injusticias que se cometieron en Sidney", dice Mas, "fue prescindir de Escobar y Torrent, pero yo no he hecho el equipo para Atenas pensando en venganzas, sino pensando en el mejor rendimiento".
Pero rápida, hábilmente, Mas, hombre de números, desarrollos y cronómetros, conduce la conversación, la temática, a su terreno. "Que no se enteren los australianos, que ya han empezado a contar con nosotros, como británicos y alemanes, los que antes nos miraban por encima del hombro y ahora saben que en cualquier momento los podemos derrotar, porque España ya tiene potencial para quedar entre las ocho primeras en todo el programa de pista", dice, "pero el secreto que mejor entrenamos, junto al trabajo de fuerza que llevan Eloy Izquierdo y Jordi Portas, es el de la cadencia". Y para mostrarlo extiende una tabla de multiplicar, otra de dividir y una regla para resolver ecuaciones imaginariamente ante sus ojos. "Por ejemplo", explica, "sabía que si hacíamos cada vuelta en 15 segundos, es decir, a 60 por hora, Alemania no nos podía ganar. Y para eso, con el desarrollo que llevábamos, un 50/13 todos menos Escobar, el más fuerte, que ha movido el 51/13, necesitábamos una cadencia de 126 pedaladas por minuto. Ahora bien, ésta es una cadencia muy alta, por eso hemos tenido que trabajarla muchísimo. Y ahora os diré cómo, mi truco secreto".
Sssh..., que nadie se entere, que ninguno de los rivales de Armstrong, los ciclistas que penan y alucinan cuando el americano hace el molinillo en los más duros puertos del Tour y que no saben qué hacer para alcanzar sus cadencias infernales lo aprendan. "El truco es bien sencillo: cuando entrenamos lo hacemos con un desarrollo menor, más fácil de mover, a la cadencia que luego utilizaremos en la pista con mayor desarrollo", dice. "Las piernas crecen en agilidad, y el trabajo de fuerza en el gimnasio hará el resto para que puedan moverse luego así, a 60 por hora tan tranquilamente".
Y antes de despedirse, avisa de lo que se nos viene encima, adiós a los tiempos de Barcelona 92 y el solitario José Manuel Moreno con su oro en el kilómetro, o a Sidney y Llaneras. "Atentos a Llaneras, y al keirin y a Gemma Pascual", advierte "Aún no se han acabado las medallas de la pista española".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.