España iguala su marca de Sidney
España igualó ayer el número de medallas obtenidas en Sidney (11). Después de un arranque desesperanzador, los últimos días han sido de éxitos. Gervasio Deferr ganó la primera medalla de oro en Atenas. Lo hizo en la prueba de salto, la misma en la que obtuvo la victoria en Sidney. Para el gimnasta catalán la medalla significa algo más que un triunfo deportivo. Tiene un valor personal. Suspendido durante tres meses por un positivo de por marihuana en un control antidopaje, Deferr ha llegado a los Juegos con la voluntad de dejar bien clara su enorme categoría como gimnasta. Se le veía en su rostro días antes de comenzar los Juegos. Era todo intensidad. La medalla de oro sólo confirma que es un gimnasta excepcional.
Fue un día magnífico para la gimnasia. Patricia Moreno sorprendió con un ejercicio casi perfecto sobre el suelo. Logró la medalla de bronce. La gimnasia ha sido la mejor noticia del deporte español en los Juegos. A las dos medallas hay que añadir la extraordinaria actuación de Rafael Martínez en el ejercicio completo, en el que fue quinto, y el mismo puesto de Víctor Cano en caballo con arcos. No se trata de talentos aislados, algo muy propio del deporte español, o al menos de épocas pasadas. España puede ofrecer al menos media docena de gimnastas capaces de competir con los mejores del mundo. Es lo más parecido a la densidad. La tercera medalla correspondió al cuarteto de ciclismo en pista. Son especialidades que pasan desapercibidas para el gran público, pero que suelen ofrecer buenos resultados en Juegos Olímpicos y Campeonatos del Mundo. Es el caso de Atenas, donde España ha logrado dos medallas en la pista. El voley playa también tiene metal seguro: oro o plata.
En el estadio se vivió la caída de una estrella, María Mutola, derrotada y sin medalla en los 800 metros, y el nacimiento de un fenómeno. Se llama Jeremy Wariner, tiene 20 años y tiene la pinta de suceder a Michael Johnson en los 400 metros. Ganó con una marca de 44 segundos justos.
Dirigido por Clyde Hart, el entrenador que hizo a Johnson, Wariner ha pasado en tres días de anonimato a la fama. Lo más probable es que abandone la universidad de Baylor (Texas) y entre de cabeza en el profesionalismo. El atletismo necesita gente nueva y con carisma. Wariner ofrece las dos condiciones.
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