Oreja cortada a ley de El Cid
Horas antes de lidiarse la corrida de Vitorino Martín, el ganadero estuvo bravo. Manifestó p
úblicamente y ante micrófonos que dos de las figuras, Enrique Ponce y El Juli, sólo se enfrentan a toros fáciles y borregos. Aseguró que no quieren saber nada de sus toros. Esas palabras restallaron como fogonazos en los oídos de quienes le escucharon. Parecía el eco de un compulsivo arrebato. El rayo que no quería que dejara de cesar. Era algo así como el maletilla que pide una oportunidad, pero en ganadero. Lástima que horas más tardes, cuando sus toros tenían que "hablar" por él, la cosa no estuvo como para sacar pecho.
Los toros tuvieron el siguiente comportamiento: el primero era un inválido con un mal juego en varas; aunque es verdad que parecía bobón soltó un derrote a destiempo y por poco hiere de mala manera a El Fundi.
Vitorino / Fundi, Cid, Robleño
Toros de Vitorino Martín: excelente presentación, bueno el quinto, menos bueno el tercero y el resto sin valor alguno, mansote el sexto. El Fundi: ovación y aplausos. El Cid: gran ovación y oreja. Fernando Robleño: ovación y silencio. Plaza de Vista Alegre, 22 de agosto. Novena y última de Feria. Tres cuartos de entrada
El segundo tenía poca fuerza y acabó muy quedado. El tercero tenía un buen pitón izquierdo que el torero no aprovechó. El cuarto cortaba el viaje, pedía el carnet. El quinto, el mejor, tuvo celo con las telas desde que salió, embistió por derecho, era superior por el pitón izquierdo, al morir salió de las tablas hacia el centro del ruedo, probando su bravura. El sexto fue un mansote sin paliativos.
Aunque son varios los años que no dan buen juego en la plaza de Bilbao, Victorino Martín figura entre los mejores ganaderos que ha dado este país. Y así durante muchos años. Más de una vez nuestro tan querido y recordado, el irrepetible Joaquín Vidal lo dejó dicho con palabras escritas casi a fuego, tal como era su prosa clara, luminosa, precisa y honda.
Pese a los fallos que ayer los toros de Vitorino exhibieron se merece un respeto profundo, porque acredita su biografía una carrera excepcional como ganadero.
De los toreros de la terna de la última corrida de la feria, El Cid estuvo por encima de su primero, al que le robó pases, y fabricó dulcemente en su segundo una faena con naturales largos, templados, ceñidos, sedeños. Fueron mecidos pases, con la mano derecha le ahogó un poco al toro. Y cosa rara en él, que por lo general es un pinchaúvas, se tiró tras la espada y cobró una gran estocada. Cortó una de esas orejas que se dicen cortada a ley.
El Fundi demostró que posee un buen oficio. No tuvo suerte con su lote.
Fernando Robleño repartió por la arena de Vista Alegre demasiadas dudas, excesivos pases movidos, y dejó ver demasiadas impericias que tiene su toreo.
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