Pedrosa saca la calculadora
El líder de 250cc acaba tercero tras intentar detener sin éxito la carrera cuando iba primero
Sus argumentos son irrefutables: "Llovía, he estado a punto de caerme y he intentado que se parara la carrera. No lo he conseguido y entonces sólo he pensado en acabar. Es mejor conseguir 16 puntos que ninguno". Dani Pedrosa, el líder en el cuarto de litro, fue el gran protagonista de la carrera de ayer. Para bien y para mal. Arrancó atrás, muy atras, el 13º en la parrilla de salida. Como si no. En cuanto la luz roja desapareció del semáforo ya era quinto. Visto y no visto. En la primera carrera del año en la que el triunfo parecía imposible, el catalán demostró que quien manda es él.
Sólo se llevaban seis vueltas de las 20 previstas cuando se produjo el primer hecho llamativo. Comenzó a chispear y algunos corredores, entre los que no estaba Pedrosa, levantaron tímidamente la mano con la intención de que se parara la carrera. Caso omiso hizo el director de la misma. En cabeza, casi en fila india, viajaban el argentino Porto, el francés De Puniet, el sanmarinés De Angelis y Pedrosa, tan tranquilo él.
"He estado a punto de caerme y es mejor lograr 16 puntos que ninguno", se justificó el catalán
Siguió lloviendo tímidamente y, aunque la mayoría de las motos llevaban neumáticos para seco, nadie osó levantar de nuevo la mano. ¿Para qué?, debieron pensar. Se produjo entonces la caída de Fonsi Nieto, que se fue al suelo en el mismo sitio en el que antes se habían ido otros dos corredores. Una vez se incorporó, Fonsi corrió raudo hacia uno de los asistentes de la carrera, al que arrebató la bandera de franjas rojas y amarillas, la que indica que hay líquido en la pista. Tan altruista acción, pues su propósito era avisar al resto de pilotos de que tuvieran precaución con el piso, le costó una multa de 5.000 dólares (unos 4.100 euros).
El caso es que la lluvia se tomó un descanso. Tras rebasar a Porto y hacer lo propio con De Angelis, Pedrosa se situó segundo. Tenía cerca una victoria con la que, visto como había transcurrido el fin de semana, ni siquiera soñaba. Y más cerca la tuvo cuando logró adelantar a De Puniet, incapaz de seguir el imponente vuelo del español.
Pedrosa era el primero, y estaba en disposición de hacer aún más grande la distancia que, en la general, le separa de sus perseguidores. Llegó a batir el récord de velocidad del circuito poco antes de rozar la caída. De repente, a cuatro vueltas del final, sucedió lo impensable. Comenzó a caer agua y Pedrosa, que le tiene pánico a la lluvia, levantó la mano, miró hacia atrás esperando, quizá, que Porto y De Puniet, quienes llegaban a más de un segundo, le secundaran en su acción, y frenó. Ni ellos le secundaron, ni el director de carrera se dio por aludido. Así que la novatada le llevó a un tercer puesto que a él mismo le supo a poco, por mucho que la caluladora demuestre que, efectivamente, 16 puntos (los que recibe el tercero) son más que ninguno. Lástima que también demuestre que son menos que 25 (los del ganador).
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