_
_
_
_
Reportaje:Atenas 2004 | ATLETISMO: LA FINAL MÁS SIMBÓLICA

Manolo, en Olimpia

El lanzador de peso Martínez, sexto en Sidney, está en deuda consigo mismo por sus actuaciones frustrantes en las últimas grandes citas

Diego Torres

Cuando los lanzadores de peso entren al antiguo estadio de Olimpia, hoy por la mañana, dará comienzo en un punto simbólico la competición de atletismo. Tras su prohibición en 393 por Teodosio, emperador cristiano que los consideró peligrosamente pagana, los Juegos vuelven a este paraje recóndito del Peloponeso occidental, lugar de culto en tiempos prehistóricos y santuario de Zeus en la época clásica. Entre los participantes estará Manolo Martínez, el leonés de 140 kilos que tiene ante sí un gran reto. Pocos rinden un culto a su oficio como él. Deberá lanzar la bola, de 7,26 kilos, con unos movimientos perfectos para hacer frente con éxito a sus emociones y a un pasado de actuaciones que atormentan su naturaleza perfeccionista.

Más información
Cañonazos
Manuel Martínez, cuarto en la final de peso

Martínez, de 29 años, nunca consiguió una medalla en un campeonato importante. Su mejor hora la vivió en Sidney 2000, donde, a pesar de haber salido de una lesión muy grave, fue sexto con 20,55 metros. Las grandes citas le han frustrado luego. Fue quinto en los Europeos de 2002 y no se clasificó para la final de los Mundiales de 2003. Sus buenas actuaciones en el invierno, en pruebas a cubierto, contrastan con su rendimiento en el verano. Él dice que se le da mejor el frío.

Lo que sea capaz de hacer Martínez lo saben su entrenador, Carlos Burón, y él. Hasta el domingo permaneció entrenándose en León y su paso por Atenas fue fugaz. Prefiere recogerse en sí mismo y ha evitado hacer declaraciones. Son señales de inseguridad o de preocupación. El rumor sobre una nueve técnica de masaje que le ha perjudicado sigue en el aire. "Llega en muy buenas condiciones físicas, técnicas y mentales", comenta Burón; "hemos hecho entrenamientos de alta intensidad, específicos, lanzando bolas de pesos reglamentarios, más ligeras o más pesadas. Su nivel de fuerza máxima es superior al de Sidney, su técnica es más depurada y supongo que su control de la competición será mejor. Tendrá un mejor dominio de la ansiedad porque en Sidney estaba en proceso de aprendizaje".

Si la instrucción de Martínez es perfecta se las verá con los mejores. Sin ser tan alto como mandan los cánones (1,85 metros) ni tan veloz como otros, su fuerza residirá en ejecutar los movimientos de la forma más efectiva. "Según nuestra técnica, llamada de desplazamiento en línea", explica Burón, "el lanzamiento se disecciona en cuatro partes: la preparatoria; el desplazamiento, en el que se toma impulso; la aceleración sobre la bola, y el final. En total, 20 movimientos. Deben hacerse en ocho décimas de segundo. Se necesita una coordinación automatizada. No hay que reflexionar sobre lo que se hace porque es tan rápido que si se piensa no saldría nada".

De los 39 lanzadores pasarán a la final quienes hagan una mínima de 20,40 metros. Nueve han superado los 21 esta temporada, una marca que desde los Juegos de Barcelona 92 es la antesala de la medalla. Los estadounidenses John Godina (21,71) y Adam Nelson (21,68), el danés Joachim Olsen (21,63) y el ruso Jarnus Robberts (21,24) se cuentan entre los aspirantes más claros al podio. Pero ésta es una prueba caprichosa. Más de una vez el plusmarquista mundial fue eliminado antes de la final. El precedente es claro. El actual campeón es el finlandés Arsi Harju, que se impuso sorpresivamente en Sidney con 21,29. El mejor tiro de Martínez este curso es de 21,06.

La competición incluye clasificaciones y finales, femeninas y masculinas. Todo, en un día dedicado exclusivamente al peso, un deporte de origen celta que los antiguos griegos no practicaron. El recinto no ha sido alterado. La organización no ha querido colocar gradas sobre las legendarias laderas de hierba que rodean la pista del estadio original, de 212 metros de perímetro. Sólo se han dispensado entradas para 15.000 espectadores, menos de la mitad del aforo en los tiempos clásicos. Será la primera vez que las mujeres compitan en el lugar, pues los Juegos primitivos sólo concebían la participación de los hombres, generalmente desnudos y untados en aceite de oliva.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_