Desnudos en el mar
La playa de Corinto en Canet d'En Berenguer fue una de las primeras en las que se legalizó la práctica del nudismo
Un hombre, vestido con pantalón corto y polo verde, se sienta en el amplio muro del canal que sale al mar. No mira en dirección al agua, ni contempla el movimiento de las olas, pero se muestra muy atento. Lo mismo hace otro, un poco más joven. Se queda de pie y mientras se fuma un cigarrillo, sus ojos muestran el mismo interés que el anterior.
¿Qué están mirando? Sólo hay que cruzar la acequia para descubrir que contemplan a los naturistas que toman el sol en una de las pocas playas nudistas que pueden encontrarse entre Valencia y Castellón.
Estamos en la costa de Sagunto, concretamente en Corinto, donde, desde hace ocho años, existe una playa nudista. Ahora, los ánimos están más calmados, pero los primeros tiempos fueron duros. Los cuerpos desnudos planteaban una lucha veraniega entre vecinos y naturistas. Aún hoy, hay quien no está de acuerdo.
"Algunos lo que quieren es mirar. Critican, pero no se van. Son así de hipócritas"
La señora Rosa tiene un chalet en la zona. Lleva a bañarse cada día a sus dos nietos, de tres y siete años, y "no me parece bien que vengan aquí y se despeloten sin respetar a nadie. No me gusta que mis nietos vean a la gente sin ropa. Me parece una cochinada". Es de las pocas que mantiene esta opinión. En general, a los del otro lado del canal, que separa a los desnudos de los textiles, ya no les preocupa mucho cómo están sus vecinos. "Lo tenemos asumido", explica Carmen, una bañista que toma el sol junto a una amiga y a sus hijos. "Al principio, nos llamaba más la atención, pero ahora nos hemos acostumbrado. Ellos van a la suya y nosotros a la nuestra. No nos molestamos unos a otros".
Por fin parece que la guerra se ha calmado. Los mismos integrantes de la Asociación Naturista del Camp de Morvedre así lo reconocen, aunque haya costado su tiempo.
Piero es uno de los más antiguos de la asociación y frecuenta Corinto desde el primer año. "Ahora ya no nos molesta, sí, siempre hay algún reprimido que viene a mirar, pero son muy pocos comparados con los primeros años. Al principio, cada tarde, el muro se llenaba de hombres, porque las mujeres no hacéis esas cosas. Hasta que un día nos hartamos y les dijimos: si seguís ahí os sacaremos una foto y la publicaremos en el periódico comarcal para que todo el mundo os conozca. A partir de ese momento desaparecieron los mirones".
Pero los naturistas no sólo tuvieron que enfrentarse a ese problema. "Somos una de las pocas playas nudistas con los papeles en regla. Tenemos un documento de Gobierno Civil autorizando el nudismo en este tramo. Aún así, durante los primeros años, cuando éramos cuatro gatos, cada vez que venía la Guardia Civil ahí nos tenías en pelotas y enseñando el susodicho papel con la autorización".
Ahora las cosas han cambiado. Julián, otro naturista, dice que cada año, "antes del verano tenemos una reunión con el ayuntamiento y así hemos conseguido agua, duchas, etc. Hemos mejorado bastante las condiciones de la playa".
El arenal es amplio, con aguas limpias y poco profundas y con suficiente espacio para que la gente no tenga que apelotonarse, ni molestarse unos a otros. El viernes por la tarde estaba bastante llena. Se veía grupos, parejas, niños, pero todos respiraban tranquilidad, sin algarabía, relajados.
Además, al llegar a la playa hay un chiringuito donde se pueden comprar refrescos para soportar mejor las horas del sol. El dueño también es testigo de algunas protestas. "Algunas veces viene algún vecino quejándose, despotricando. Pero muchas veces lo que quieren es mirar. Critican pero no se van. Son así de hipócritas".
Parece que los problemas más importantes se han superado, aún así Piero quiere dejar las cosas claras. "Ahora, lo que ocurre muchas veces es que llegan grupos o parejitas donde ves que el chico está desnudo y ella se queda con el tanga puesto. Si a los textiles les excitan los desnudos a nosotros los vestidos nos ponen a cien...".
"Al margen de bromas", y Piero se pone serio, "esto es una playa nudista, tal y como indica la valla que delimita los dos extremos del terreno, así que todos los que vengan, deben desnudarse para tomar el sol. Si nosotros vamos a una playa textil y nos desnudamos, siempre viene alguien a pedirnos por favor que nos pongamos el bañador, pues nosotros queremos que la gente haga lo mismo pero al revés".
Empieza a caer el sol y la brisa hace muy soportable las altas temperaturas. Poco a poco, los enfrentamientos han ido desapareciendo y ahora reina la paz en unas afortunadas playas donde hay espacio suficiente para vestidos y desnudos. A gusto del consumidor.
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