_
_
_
_
ZP, en primera persona | HUMOR
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un bigote a su lado

Mañana viene George W. Bush a la casa! Cuando lo he anunciado, ha habido un gran alboroto. "¡Bieeen! ¡Al fin un enemigo!", y otros vítores. La política del buen talante satisface profundamente a todos, pero en política nunca está de más un enemigo. Bush es perfecto para eso.

Mi primera conversación con él fue un poquillo tensa, tras mi decisión de traer las tropas de Irak. La voz del presidente de los Estados Unidos tiene algo de vicetiple, pero eso no le restaba un ápice de solemnidad al momento:

-Escúchame, bien, Sapatero Rodrígues, te hablaré en verso para que me entiendas peor y claramente:

"Las rosas son rojas

y el cielo es azul.

Tú retiras las tropas

porque un... porque un...".

A Bush no le salía la rima, pero una voz que me resultaba familiar le apuntó:

-... porque un cerdo eres tú.

-¡Eso! Porque un cerdo eres tú. Gracias, Ánsar. Eres mi mejor amigo.

-Estoy trabajando en ellou.

Realmente, José María Aznar sabe cumplir su palabra cuando quiere: Bush siempre tendría un bigote a su lado. Proseguía Bush:

-Eres un cabronazo, un cerdo y no me gustas -encadenaba los improperios en sentido descendente. Algo lógico, si bien se mira, en quien está acostumbrado a bombardear primero y preguntar después-. Y, sobre todo...

-Un traidor a tu país -decía el bigote a su lado.

-Un traidor a mi país -repetía Bush.

-No, a tu país no, George. Al suyo, al suyo.

-¿Y a mí qué me importa el suyo, Ánsar? -susurraba Bush.

-Es el mío, George.

-¿Y a mí qué me importa tu país, Ánsar?

-Oye, George, menos bromas y no me discutas -decía Aznar con su tono más cortante-. O estás conmigo o estás con Sadam Husein. Comunista, terrorista, pancartero.

-¡Ay, en la cabeza no, ay! Perdone un momento, señor Sapatero Rodrígues. Tengo que resolver una cosa con un amigo, ay. Colin Powell telefoneará a Ana Palacio para acabar la conversación.

-Es que Ana Palacio ya no es ministra de España, señor Bush -quise aclararle-. Ahora esa conversación no sería de gran utilidad.

-No se preocupe. Ana Palacio nunca fue de gran utilidad. ¡Ánsar, estáte quieto!

-¡Moratinos! -llamé a mi ministro de Exteriores en cuanto colgué.

-Dime, Presidente.

-Tengo una misión muy especial para ti. Ponte peluca, vístete con un pañuelo de colores y balbucea algo incomprensible sobre la guerra de Irak. Tienes que convencer a Colin Powell de que eres Ana Palacio.

-Lo de balbucear no será difícil, pero lo del pañuelo y la peluca...

-No importa. Por teléfono no notará la diferencia.

No volví a tener contacto con Bush hasta la cumbre de la OTAN de Estambul. Allí tuvimos nuestros famosos siete minutos y medio de gloria.

-¿Qué tal, George?

-Bien, ¿y tú?

-Muy bien. ¿Y tú, qué tal?

-Bien, ¿y tú?

-Muy bien, ¿qué tal?

¡La de veces que tuvimos que repetirlo para llegar a los siete minutos y medio! En fin, así es la política internacional. Gracias a aquellos siete minutos, pudimos profundizar nuestra relación hasta alcanzar la

epidermis.

MARIO MARQUERIE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_