_
_
_
_
ZP, en primera persona | HUMOR
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El alarido

Vacaciones. Día 5. Casa de los Pitufos. Día 3. Diario de ZP. El ambiente en la casa es francamente bueno y tranquilo, y la casa en sí satisfaría a cualquier familia española media. Mi objetivo es ser primus inter pares, no sólo en el Gobierno, no sólo en el PSOE: también de los españoles y españolas. Uno más. España ha vivido profundos excesos de autoridad y de hiperliderazgo en los últimos años, y ahora conviene que el presidente del Gobierno sea una persona normal. Cierto es que el último que dijo eso fue José María Aznar en 1996 y después, fíjate, pero a mí no me pasará lo de Aznar. Ni lo de Felipe. Ni lo de Calvo-Sotelo, por supuesto. Ni lo de Adolfo Suárez. ¡A mí no me pasará lo de nadie! Dije tras las elecciones que el poder no me cambiará, y no me cambiará. Si hace falta, me congelo, como Walt Disney.

-¡¡Aaaaaaaah!!

Otra vez el terrible alarido. De vez en cuando nos sobrecoge un grito sobrecogedor (de ahí que nos sobrecoja) proveniente del torreón del ala derecha. Es Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el secretario de Estado de Hacienda, al que tienen encerrado viendo televisiones públicas de la España plural; ahora no recuerdo si son veinticinco o treinta nuestras televisiones públicas, no tengo la cifra en la cabeza, porque creo que el PP ha puesto en marcha recientemente algunas, colocando al frente a políticos en paro y periodistas de la era Aznar, con lo que se demuestra que en este asunto de las televisiones públicas, además de los sabios, también andan metidos los listos.

-¡No, otra vez la vaquilla, no!

Está viendo Gran prix, parece.

Tras el alarido de MAFO se oye a Pedro Solbes: "¡¿Por esto tenemos deudas de un billón de pesetas?!".

Solbes grita en pesetas porque cree que si grita en euros nos impresionaría menos. Pedro también es instrumento de una sola nota: no hay dinero. Por eso los ministros le toman el pelo:

-Tío Pedro -así le llaman-, ¿puedo gastarme dos billones en I+D?

-Nooooo -responde Solbes con paciencia.

-¿Y un billón en I y otro en D, tío Pedro?

-Nooooo.

-¿Y si el billón es de pesetas, tío Pedro?

- ¡¿Pero es que lo querías en euros?!

A la espera de los presupuestos, que habrá que aprobar en diciembre, yo les dejo hacer. Pedro Solbes ya podría abandonar la casa si quisiera. Todos sabemos para qué está Solbes en el Gobierno, pero precisamente por eso le he pedido que no se vaya. Sin él, tal vez transmitiríamos demasiada fragilidad. El gobierno de los pitufos. Anda que no me fastidia poco que se diga eso.

- Cuéntanos otra vez cómo devaluabas la peseta en los noventa, tío Pedro.

-Huyyy, qué tiempo remoto. ¡Aquello sí que era difícil!

-Y si los veteranos erais tan buenos, ¿por qué os dejasteis ganar por un zorrocotroco como Aznar?

Los ministros tienen paciencia con tío Pedro, y tío Pedro tiene paciencia con los ministros, aunque a veces, no lo niego, a punto está de romperse la cuerda, especialmente por las travesuras de la ministra Trujillo, que se aprovecha de que es invisible.

MARIO MARQUERIE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_