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Reportaje:

Nueva imagen, viejas sombras

Atenas ultima los Juegos entre huelgas y con servicios de seguridad que no funcionan del todo

Atenas, con la cuenta atrás en su sprint final, se desvive por mudar la mala imagen que hasta hace sólo unos días se proyectaba de ella. Así, sus logros en lo que va de semana no han sido pequeños. La continua llegada de los deportistas que van a participar en los Juegos Olímpicos, de sus acompañantes y de los periodistas extranjeros que los narrarán han obrado una especie de pequeño milagro: donde antes había críticas feroces, de Australia y Estados Unidos principalmente, ahora hay elogios. La Villa Olímpica ha sido unánimemente calificada como la mejor de la historia, la venta de entradas ha aumentado de modo espectacular y el OAKA, el complejo olímpico rediseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava, ha cautivado a todos aquellos que lo han visitado.

Aprovechando los nuevos vientos que soplan, el comité organizador del evento y el Gobierno que preside Kostas Karamanlís sacan pecho y se muestran más optimistas que nunca. "Estamos absolutamente preparados y organizaremos unos excelentes Juegos", aseguró el primer ministro griego el pasado martes, tras visitar el OAKA y a la espera de recibir, con los máximos honores, al presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge.

Rogge aterrizó ayer en Atenas con las mejores palabras para los griegos, pero, sin duda alguna, consciente de que no es oro todo lo que reluce. Pese a los enormes esfuerzos y a los indudables avances experimentados en los últimos meses, los organizadores y las autoridades nacionales siguen luchando contra el reloj para tratar de atar los últimos flecos. La seguridad sigue siendo su principal preocupación, sin olvidar la conclusión de todas las obras en los espacios que rodean las instalaciones y la gestión de todos los grupos que, aprovechando la ventana de los Juegos, sacan sus reivindicaciones a la calle y amenazan con alterar el curso de la competición.

Si bien los esfuerzos en lo que a seguridad se refiere han sido gigantescos -con casi 1.500 millones de euros, el presupuesto cuadruplica el de Sidney 2000-, existen, sin embargo, aspectos que son todavía una incógnita.

Alta tecnología al 50%

Desconocidas son las consecuencias que puede tener el hecho de que una parte del C4I, el sistema adquirido por la policía griega para coordinar todas las informaciones referentes a la seguridad -imágenes y sonido de las instalaciones, circulación viaria y demás puntos de interés- funcionará al 50%. Como advierten fuentes españolas, los sucesivos retrasos por parte de las autoridades al adquirir el sistema, unidos a los retrasos en los estadios, han llevado consigo no sólo el aumento de su coste, de 211 millones a 318, sino también la demora en su instalación, que impedirá que funcione a pleno rendimiento durante los Juegos.

De hecho, y según informaba ayer el diario Ta Nea, la policía griega utilizará simples teléfonos móviles para comunicarse, así como el Pegaso, el sistema de comunicación que emplea desde 1998. Expertos españoles matizan que, en principio, esta ausencia no debe causar mayores problemas.

Quizá más preocupante sea el hecho de que, a una semana escasa de que se inicie la competición, el OAKA aún no ha pasado por el clock down, sinónimo de que la instalación ha sido revisada de cabo a rabo y que pasa ya a ser vigilada las 24 horas del día. Según los expertos, este proceso asegura en un 99% el uso seguro de la misma.

Las autoridades tratan de evitar además que huelgas como las que se registraron ayer en Atenas, con 1.000 trabajadores del sector hotelero en las calles reclamando un aumento de sueldo y una prima olímpica, bajo amenaza de seguir con sus paros durante los Juegos, y con los empleados del servicio de urgencias pidiendo lo mismo o incidentes como los sufridos por dos periodistas mexicanos confundidos con terroristas ensombrezcan la incuestionable mejora de imagen que se ha experimentado

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