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Entrevista:CLAUDIO RANIERI | Entrenador del Valencia

"Quien no tenga hambre no jugará"

Claudio Ranieri (Roma, 52 años) acompaña su discurso con un incesante y armonioso movimiento de los brazos. Cuando quiere enfatizar algo, emplea un tono más agudo, como un gorgorito. De los tres partidos amistosos que lleva con el Valencia ha perdido dos, ante el Stoke City (1-0) y el Albirex Niigata (5-2), el domingo, en Japón, y empatado otro, frente al Leeds (2-2). Pero el técnico, procedente del Chelsea, dice no estar preocupado: "Me gusta el equipo". En 1999, en su primera etapa en Mestalla, ganó la Copa. El Valencia le llamó en cuanto Rafa Benítez rechazó cumplir el curso que le quedaba de contrato.

Pregunta. Sostiene que sus equipos deben tener el "espíritu" del país al que pertenecen. Ahora llega al Valencia y ficha cuatro italianos.

"Ahora, tras los títulos, nos van a esperar. Por eso necesito gente que sepa manejar el balón"
"Mucha gente piensa que este equipo ha tocado techo. Yo he venido a evitar la caída"

Respuesta. Cuatro, cinco o seis. El espíritu de los jugadores italianos es el mismo que el de los españoles. Es el espíritu latino. Además, tenemos un montón de españoles de primer nivel. El italiano, el español, el argentino..., son muy parecidos. Los jugadores que están llegando tienen el espíritu del Valencia: de batalla, de fuerza, de sufrimiento. Los éxitos que ha alcanzado el Valencia se deben a la excelente comunión de su grupo.

P. Sorprenden sus fichajes. Ha traído a un medio centro, Fiore, cuando tiene a Albelda, Baraja y Marchena. Y luego también a dos futbolistas ofensivos, Corradi y Di Vaio, cuando contaba con Aimar, Mista, Carew [traspasado finalmente al Besiktas], Oliveira [traspasado al Betis] e incluso Angulo.

R. Corradi va muy bien de cabeza, Di Vaio es un grandísimo jugador y Fiore puede jugar en cualquier demarcación del medio campo.

P. Cuando usted llegó por primera vez, en 1997, el Valencia era un equipo secundario. Ahora es el campeón...

R. Fue difícil antes y será difícil ahora. Todo el mundo querrá matarnos esta temporada. Sé que mucha gente piensa que este equipo ha tocado techo, que ahora va a venirse abajo. Yo he venido a evitar esa caída. Confío mucho en esta plantilla. Creo que estos jugadores, aunque han conseguido tantos éxitos, todavía tienen hambre. Porque quien no tenga hambre se va a quedar en el banquillo o en la grada.

P. Para muchos, usted es quien sentó las bases del Valencia campeón, con aquel título de la Copa del Rey en 1999.

R. Lo he dicho varias veces: empecé un camino y ahora hay una autopista. El club me respaldó mucho. Marcó el estilo que quería. Luego llegaron Héctor Cúper y Rafa Benítez, entrenadores de perfil similar. Yo di responsabilidad a la gente joven, a Mendieta, a Farinós..., y conté con los veteranos: Djukic, Angloma, Carboni, Milla... Fue un grupo compacto.

P. Estará contento de contar con alguien como Aimar.

R. Me gustan los jugadores con calidad, compromiso y motivación. Si además tienen fantasía, mejor.

P. ¿Quién hará el papel de Piojo López, tan determinante en su anterior etapa?

R. El Valencia ha cambiado mucho. Antes era un equipo de media tabla. Todo el mundo le atacaba. Yo tenía jugadores, como López o Ilie, que iban a la contra como nadie. Ahora, después de los títulos ganados, nos van a esperar. Necesito jugadores que sepan manejar el balón y aprovechar las oportunidades.

P. Usted dice que para hacer frente a los grandes, al Madrid o el Milan, se necesita dinero. Sin embargo, Benítez ganó dos Ligas en tres años con los mismos jugadores, sin apenas refuerzos.

R. El Valencia ganó la Liga en 2002 y luego perdió motivación. Por eso quedó el quinto en el siguiente campeonato. Este Valencia debe estar siempre con mucha hambre para estar a tope.

P. Porque es mucho más limitado que el Madrid, el Deportivo o el Barcelona.

R. El Madrid, claro, son los galácticos. Ahora, con José Antonio Camacho, serán mucho más prácticos. Han entendido que el palacio debe ser bonito, pero también sólido.

P. ¿Qué le pareció el modelo del Madrid?

R. Yo no quiero hablar de mis rivales. No soy quién para juzgar a nadie. A los hinchas les gusta el jugador que marca goles, que inventa. Pero los edificios se hacen también con cemento. Si no pones cemento, a la primera ventolina se cae todo.

P. Y el Valencia es sobre todo cemento.

R. Tiene mucho cemento, sí.

P. ¿Y adornos?

R. También tiene. No es galáctico, pero tiene adornos.

P. ¿Hasta que punto es perjudicial para el fútbol el triunfo de Grecia en la reciente Eurocopa?

R. Ni hace daño ni es un paso atrás. Me molesta que se diga eso porque no es verdad. El fútbol está abierto a todo. En 1992 ganó Dinamarca, que fue repescada. Todos los equipos prepararon a conciencia aquella Eurocopa, pero llegaron los daneses, con todos sus chicos de vacaciones, y ganaron. Es la gracia del fútbol.

P. ¿Pero le gustó Grecia?

R. Me gustó su organización defensiva. Lo que no me gustó es que nunca llevó la iniciativa. Sus goles fueron a balón parado. Otto Rehhagel, en todo caso, hizo un estupendo trabajo. Hay que reconocerlo. Fue la reivindicación de los equipos pequeños, un mensaje para los grandes.

P. ¿Por qué fracasaron las selecciones de las Ligas más potentes, como Italia o España?

R. Dije antes de la competición que es muy importante llegar a la Eurocopa física y mentalmente en perfectas condiciones. Los que mejor espíritu de equipo tuvieron llegaron a las semifinales. También influyó mucho el estado de forma de los delanteros. Éstos deben llegar frescos porque un defensa es un defensa, siempre está concentrado, pero los delanteros, si no tienen esa fantasía, si llegan agotados, mal asunto. Son ellos los que te hacen ganar los partidos.

Claudio Ranieri, en un entrenamiento en Mestalla.
Claudio Ranieri, en un entrenamiento en Mestalla.JOSÉ JORDÁN

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