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Columna
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Preguntas de vacaciones

Hoy me voy de vacaciones. Eso al menos es lo que espero. Espero también disfrutar de mi familia y de mis amigos, y descansar durante este tórrido mes de agosto que se nos presenta. Creo que todos nos lo merecemos. Pero cuando me he puesto a terminar este artículo antes de cerrar el despacho y preparar la maleta, como hago todos los años por estas fechas, me han surgido un montón de preguntas que han inquietado mi ilusión por el descanso veraniego.

De entrada me he preguntado si cuando llegue a mi lugar de vacaciones tendré luz en el apartamento donde voy pasar quince días de ocio y playa. O si por contra tendré que alumbrarme con velas como cuando era niño e ir a buscar barras de hielo para conservar los alimentos frescos. Seguro que sería un aliciente más. Por si acaso, en la maleta, además del bañador y de las chanclas, he puesto un manojo de velas y una linterna de petaca. Además me podré hacer la ilusión de que sigo viviendo en Sevilla, o en algún pueblo de Cádiz. De todas formas me llevaré también apuntado el teléfono de Sevillana-Endesa para que me pueda solucionar el problema. Aunque estoy seguro que con sus planes de emergencia lo van a solucionar en un ratito.

Claro que aunque me quede a oscuras un ratito, me sigue asaltando otro temor a la vista de los incendios forestales que nos asolan este verano. No sé si finalmente tendré vacaciones o si mi familia y yo terminaremos de voluntarios en un retén del Infoca. O si una patrulla de la Guardia Civil llega una tarde para desalojarnos del apartamento y nos manda para casa.

En cualquier caso, he pensado que por muy inquieto que este mi ánimo para el descanso, es lo menos que podemos tener por estas fechas. Seguramente habrá quien no pueda tenerlas ni disfrutarlas. Esperemos que el próximo año, que la luz nos sobre y las llamas nos falten, sí puedan disfrutarlas.

Ojalá sea así. En mi caso, temores a parte, me marcho de vacaciones y que sea lo que dios quiera.

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