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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Promesas cumplidas

Pensar en el futuro es parte de la historia. Jean-Charles Gil (Juan Carlos para nosotros: es murciano y lo luce a pecho), tras su larga y sólida carrera de bailarín, se ha embarcado en la creación de este ballet para jóvenes talentos en vías de profesionalización. El resultado de un año de trabajo es sorprendente y de alta calidad: la plantilla rezuma energía, belleza y técnica cohesionada por el saber de su director.

Es un ejemplo de un trabajo moralmente necesario y hermoso. Ha cumplido con una promesa ética del ballet: transmitir y crear, y a tal empresa, hay que seguirle la pista de cerca.

La primera coreografía, del finlandés Uotinen, es cerebral y reflexiva, usa la plantilla como un sistema de encadenamiento de largas frases bailadas y se mantiene en un tempo que permite diseccionar el trabajo, con el tono del trabajo en pareja (pas de deux) muy elaborado. Estéticamente enclavada en la vanguardia del ballet contemporáneo, la compañía da buena cuenta del estilo del nórdico, lo muestra con solvencia.

Es de entrada un riesgo y hasta un atrevimiento volver al Petroushka de los Ballets Russes. Gil fue un buen Petroushka (hay potentes fotos, hoy históricas ya, de su caracterización) y ahora lleva el cuento ruso al futuro de una manera controlada, con gran síntesis de la estética sideral. Las pinturas de Vasarely son llevadas a lo cinético (quizá su sueño imposible dentro de la cima del op-art) y Gil respeta la relación sagrada entre partitura y libreto. Así la entrada de la Muñeca o del Moro, por ejemplo, se cumplen, como llegar hasta la muerte de Petroushka al final de la obra. En medio sucede todo lo que debe suceder con invención, gusto y encantamiento. La atmósfera remite a la ciencia-ficción, pero también a un territorio desconocido del alma de la marioneta, y para ello se vale del gran trabajo de Kaplan con los trajes, colorista y rico de referencias (hasta a Star Trek). Los vasarelys se mueven y sirven de altar mágico a la suerte también mágica de los seres que ha creado Gil poéticamente y con acierto en la dramaturgia. Es una aventura que hace volver a creer en el ballet mismo y en su renovación eterna.

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