La revancha del regatista
Rafael Trujillo busca en Atenas resarcirse de la descalificación que sufrió en Sidney 2000
La vela es una de las modalidades en las que el equipo olímpico español cuenta con más posibilidades para alzarse con el oro olímpico. Entre otras cosas, gracias al empeño del linense Rafael Trujillo, que practica la vela desde los tres años.
Este gaditano de 28 años cuenta con dos privilegiados seguidores: su hermana Margot de 25 años y su hermano Javier de 19. "Son mis más fervientes animadores, pero al igual mis amigos, me han dicho que o me traigo el oro o mejor que no vuelva". El joven regatista andaluz ha estado buena parte de este mes en Atenas, donde preparan junto al resto del equipo español de vela, los juegos olímpicos de este verano. Estos días disfruta de un pequeño descanso, antes de volver a la capital helena este fin de semana.
Aunque hace tiempo que está entre la élite de la vela mundial, Trujillo aún tiene tiempo en las concentraciones para recordar sus inicios. "Empecé por una gran tradición familiar a la náutica, viajando de paquete en un barquito que tripulaba mi prima Lorena", recuerda el regatista que reconoce que "no soporta eso de tomar el sol en la playa". "Cuando empecé a navegar me dijeron que no tenía mucho futuro porque era muy grande, pesaba mucho y el barco se hundía", añade entre sonrisas. Y es que su punto flaco, admite, es la comida. "Es lo que más me cuesta, hacer la dieta que me permita mantener la fuerza y perder el peso, porque soy muy corpulento y eso no es bueno para este deporte", añade.
Rafael Trujillo se ha convertido ya en un deportista de élite, al disputar este año sus segundos Juegos. Atrás quedaron esos años en los que tuvo incluso que saltarse varias clases en los campeonatos nacionales de vela y competir con los absolutos, debido a su corpulencia. "Con 13 años, medía 1,82 metros y pesaba más de 70 kilogramos, por lo que dos años después tuve que empezar a competir fuera de la categoría que me correspondía y así con sólo 16, fui campeón de España absoluto".
Trujillo aún guarda el recuerdo de Sydney 2000, cuando compitió junto a quien considera su maestro, el regatista español de origen holandés, José Van der Ploeg. En aquella ocasión, hace cuatro años, ambos eran líderes, cuando fueron descalificados en dos de las mangas disputadas, por lo que sólo pudieron conseguir un diploma olímpico. Por eso, a este linense no le asusta la presión de saberse todo un campeón, lo que le cuesta sobrellevar cada día más es la fama. "Esto no es el fútbol, al tratarse de un deporte minoritario todavía puedo ir por la calle, pero cada vez me reconoce más gente".
El regatista andaluz tiene a pesar de su juventud, un amplio palmarés al haber conseguido el subcampeonato del mundo en 2003, el mismo año en el que consiguió el bronce en el preolímpico de Atenas. También fue varias veces campeón de España. Y esos resultados le han covertido en una de las principales bazas para ganar el oro olímpico en la clase finn. Una clase en la que se compite en solitario, sobre un barco de 4,60 metros de eslora con una vela de 10,5 metros, un mástil de carbono y un peso de 120 kilogramos. Trujillo es un privilegiado de la vela, un deporte, en su opinión poco reconocido. "Los niños que se dediquen al fútbol que ganarán más dinero".
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