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Crítica:FERIA DE S ANTANDER | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Aplaudidos por no trabajar

Los toritos de Montalvo resultaron como los del refrán, ande o no ande, caballo grande. Bien presentados, con estampa, carecieron de bravura. Resultaron descastados, mansos y blandos. Los dos primeros de embestida mortecina. Cómo sería la cosa que los más aplaudidos fueron los de a caballo. Como lo leen. Aplaudidos por no picar, por cuidar aquello que amenazaba ruina. No todos fueron aplaudidos, siempre hay excepciones. También es cierto que hubo dos derribos que deben apuntarse uno a la casualidad y otro a la mala monta. Nunca en el haber del montalvo de turno.

La carencia de emoción corrió a cargo de Miguel Ángel Perera. El diestro, a pesar de vestir de azul, dejó bien a las claras que estaba muy verde. Estar verde no es un defecto, más bien es una carencia de oportunidades. Su bisoñez se tradujo en un continuo suspiro en los tendidos. Se temía lo peor. Pudo suceder. Permaneció colgado de la taleguilla entre siete y ocho segundos, pero tal volteretón no tuvo consecuencias. Valiente hasta la temeridad, se ganó el respeto del público. En el que cerró plaza estuvo igual de torpe y de valiente abusando en esta ocasión del encimismo para caldear los tendidos. Terminó aburriendo y protestado.

La oreja se la llevó Juan Diego en el quinto. Dejó un ramillete de verónicas de buen gusto. Sin duda lo mejor de la tarde. Faena sin gracia, trallando pases a ambos pitones. Cayó en gracia y premio. Su primero se tropezó con el capote y cayó al suelo. A partir de ese momento el toro como que se quería morir, no le dejaron.

Víctor Puerto, a la postre director de lidia, anduvo ausente durante todo el festejo. Sin brillo y atenazado y vulgar en el primero, no se confió en su segundo. Batallador más que torero quiso agradar y no pudo. División de opiniones en los tendidos para valorar su valor.

El final de un festejo que se preveía triunfalista se vino abajo por la mansedumbre y la falta de casta de lo que se anunció como magnífica corrida de toros. No obstante, quedó entre el aficionado la esperanza que el resto de corridas luzcan la presencia de los montalvos lidiados ayer.

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