El soterramiento de las vías en Málaga pone en valor suelos con capacidad para 5.200 viviendas

El soterramiento de las vías del tren en Málaga, que según contempla el Ayuntamiento serán sustituidas por una avenida que conecte la ronda oeste con el centro de la ciudad, abre nuevas expectativas para los propietarios de los suelos adyacentes, que hasta ahora tenían un valor prácticamente residual, y cuya recalificación podría suponer importantes beneficios económicos. Según datos de la Junta, en el entorno de las vías hay 10 parcelas con posibilidades de transformación, algunas ya con calificación de residencial, sobre las que se podrían levantar 5.295 viviendas.

La mayoría de estos suelos están ocupados por almacenes y actividades industriales caracterizadas por lo general por una escasa rentabilidad económica, entre ellos la sede de los servicios operativos municipales y las cocheras de los autobuses urbanos. La ciudad dispone de suficiente suelo industrial calificado para el traslado de estas instalaciones. Hasta ahora estos suelos están constreñidos por limitar con las vías, lo que ha permitido que se descuide su fachada, y su acceso es complicado. Pero si prospera la idea del alcalde, Francisco de la Torre, de convertir el pasillo ferroviario en un bulevar de tráfico rápido entre la ronda de circunvalación y el centro, pueden convertirse en estratégicos

La recalificación de los terrenos podría aportar al consistorio ingresos económicos con los que sufragar la aportación que le corresponde al soterramiento del pasillo ferroviario conveniado con la Junta y el Ministerio de Fomento, 20,7 millones de euros, pero también supondría el riesgo de abrir una carrera especulativa que disparara el precio de las viviendas.

Cuando en noviembre de 2001 se iniciaron las conversaciones entre las tres administraciones para estudiar la viabilidad del soterramiento, la Junta planteó que se firmara también un convenio para expropiar los suelos sin uso consolidado susceptibles de desarrollo en el entorno de las vías y definir los usos más convenientes para cada parcela, garantizando una suficiencia de espacios públicos y equipamientos. Se calcula que en las barriadas de la zona conocida genéricamente como Carretera de Cádiz residen unas 240.000 personas.

La administración autonómica identificó 10 parcelas con posibilidades de transformación que suman 337.545 metros cuadrados y que, de acuerdo con los cánones del planeamiento urbanístico de la ciudad, sumarían un techo edificable de 629.500 metros cuadrados, lo que permitiría construir 5.295 viviendas.

La zona más grande, 136.000 metros cuadrados, corresponde al polígono del Camino de San Rafael, que el Ayuntamiento ya se ha planteado trasladar al haber proliferado en su entorno el uso residencial y de zona verde, especialmente tras la desaparición de los depósitos de Repsol.

Uno de los principales propietarios es el Ayuntamiento, que entre las cocheras de la EMT y el almacén de los servicios operativos, calificados actualmente de equipamiento y residencial, respectivamente, suma 112.000 metros, en los que cabrían 950 viviendas.

Otros 44.000 metros cuadrados corresponden a fábrica y almacén de Confecciones Sur, de instalaciones obsoletas y sobredimensionadas para su actual actividad, que da empleo a dos centenares de trabajadores. Los suelos están calificados de residencial/industrial, y podrían levantarse unas 450 viviendas.

También tiene calificación de residencial una manzana (Plan Especial de Reforma Interior P-3) ocupada por pequeñas instalaciones de tipo industrial dedicadas en su mayoría al bricolage y caracterizadas por la escasa calidad de sus construcciones.

El sector inmobiliario de Málaga ya ha descubierto las posibilidades del pasillo ferroviario, como indica que hace tres semanas una promotora se adjudicara un suelo municipal dos manzanas por encima de las vías, en Tiro Pichón, en un precio 10 veces superior al que salió en subasta.