En Ghana, a destiempo

Se define como turista incompetente: incapaz de apurar de un trago una pinacoteca magnífica,

pero muy capaz de caerse de una góndola o de asistir a un congreso en Ghana exactamente un año antes de su celebración. Saquen sus conclusiones tras leer El rescoldo (Alfaguara), su última novela.

En 1970 se apuntó a un congreso en Ghana para conocer el África profunda.

Me lo ofrecieron y dije que sí. El avión que tomé era de la British Caledonia y paraba en todos los apeaderos de África. Llegué a Accra, la capital, y pasé una noche en un hotel con el aire acondicionado roto.

Buen arranque. ¿Qué hizo a la mañana siguiente?

Tomé un taxi a la Embajada, y el embajador me recibió extrañado: "¿A qué ha venido?", preguntó. "A un congreso de demografía". "Qué raro", dijo, "no me suena de nada". Fue sacar los papeles y darme cuenta de que la fecha era correcta, sólo que del año 1971. Decidí quedarme.

Imagino que algo de turismo incompetente haría.

Conocí el país. Fue colonia británica y uno de los primeros productores de cacao. Pedí ir a comer algo típico y mi guía dijo: "No hay nada típico, lo mejor es ir al Sheraton".

¿Qué otras habilidades tiene como viajero?

Ser uno de los pocos que se ha caído de una góndola en Venecia, en invierno y de noche. Y me gusta leer cuando viajo. Si me acompaña una mujer, suele decir eso de: "Para leer ya tienes tiempo en casa".