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Reportaje:ATLETISMO | Reunión de Madrid

Buen juego, pero faltó el gol

Feofanova no puede con su récord de pértiga, gran carrera de Chema Martínez en 3.000 y mejor marca mundial de Wilfred Bungei en 800

Hubo bastante buen juego, pero faltó el gol. Suele suceder en muchas reuniones de alto nivel, en las que participan muchas estrellas, pero no está la mayor. Y las ocasiones sólo son ocasiones, no llenan del todo. Ayer sucedió y quizá por eso quedó un cierto mal sabor de boca. Ni siquiera llegó a buen puerto el último resquicio. Una de las dos plusmarquistas mundiales presentes en la reunión, la rusa Svetlana Feofanova, no consiguió superar su reciente récord de 4,88 metros. Hizo los tres nulos sobre 4,90 tras haber pasado los 4,80 al tercer intento. Nunca una mujer había volado tan alto en Madrid, pero no dejó la huella de una marca que habría sido la mejor publicidad para el empeño de Madrid 2012.

Reina prometió en los primeros 400 metros, pero no pudo cambiar de ritmo al ser superado

Tampoco acabaron de llenar las otras pruebas con mejor nivel, la longitud masculina y los dos lanzamientos de peso y disco. En longitud, el estadounidense Dwight Phillips, la estrella actual, se instaló pronto en 8,36 desde el primer salto y Yago Lamela pasó a la mejora sólo gracias a un tercero de 7,95 que ya no superó. Lino, el cubano recién nacionalizado, un trabajador de nivel que estimula al asturiano, sí logró pasar de los 8 metros, y fue segundo con 8,15.

En peso, el estadounidense Adam Nelson cumplía para ganar con un tiro de 21,25 metros en su quinto intento, mientras Manuel Martínez, en una noche rara, no conseguía pasar de los 21 metros. Fue otro lanzador muy distinto al del martes en Salamanca. Apenas se quedó en 20,89.

En disco, la baja a última hora del campeón olímpico y mundial, el lituano Virgliuis Alekna dejó el duelo entre el húngaro Robert Fazekas y Mario Pestano, con ventaja del primero, que se fue más allá de los 68 metros, tres metros más que el canario .

El ejemplo de los 800 metros fue también significativo de la relativa frustración. No eran 1.500, pero estaba previsto que participara Rachid Ramzi, el ex marroquí, ahora de Bahrein, que derrotó recientemente a Hicham el Guerruj. Y no estuvo. Y ganó uno de los kenianos de lujo, Wilfred Bungei, con 1m 43,73s, mejor marca mundial de año. Pero por ello supo a poco. Y quizá más porque Antonio Reina prometió mucho en los primeros 400 metros, pero cuando fue superado en los últimos 200 no pudo cambiar de ritmo ni recuperarse. Tal vez es algo que sólo Marta Domínguez es capaz de hacerlo. El consuelo fue para Quesada y Olmedo, que lograron las mínimas olímpicas.

El 1.500 metros fue aún peor. Ganó el inevitable keniano, Cornelius Chirchir, pero con marca discreta y tras haberse perdido detrás el campeón olímpico, Noah Ngeny, que es una sombre del que fue. Álvaro Fernández, el mejor español ahora, también se perdió detras.

La reunión sólo empezó a animarse gracias a la gran carrera de Chema Martínez en los 3.000 metros. Sufriendo contra el calor, la altitud de Madrid y los africanos, sacó su casta y atacó a falta de casi dos vueltas cuando ya se había ido destacando la habitual marea negra. Pese a los siempre caóticos tirones de sus rivales, sólo se le resistió uno de los kenianos nacionalizados en Bahrein con petrodólares, M. S. Jawher. Antes, se llevó por delante a Moses Mosop, que aún corre por Kenia. "Me he encontrado muy bien", dijo exultante, pues batió su marca personal. Ojalá sus sensaciones continúen en Atenas en mayor distancia.

No hubo españoles en los 400 y a fe que David Canal, con una lesión inoportuna, lo lamentó más que nadie. Pero el gran nivel lo pudo Alleyne Francique, el atleta de Granada, que quizá sea ya de los pocos que podrán presentar batalla a la armada estadounidense, que puede permitirse a siete hombres por debajo de los 45 segundos en sus selecciones olímpicas. Ganó con toda la autoridad de su torso erguido que parece imponer recursos a lo Michael Johnson. Hizo 44,52s, a sólo cinco centésimas de su mejor marca mundial del año.

Los 200 metros, pese a la dificultad que supone enderezar una primera curva, precisamente parecen poca cosa desde que Johnson los dejó. Ayer, en hombres, el trabajador nigeriano Obikwelu, siempre cumplidor, se impuso con unos normales 20,29s y en mujeres se confirmó que a muchas velocistas, magníficas y explosivas en 100, les viene grande el doble hectómetro. A la búlgara Ivet Lalova, por ejemplo, que venía precedida de sus enormes 10,77s en 100. La última recta le vino muy grande.

La longitud femenina volvió a ser una decepción española. Niurka Montalvo, tras su nueva vida y la maternidad, cada vez tiene menos tiempo ya para parecerse, al menos algo, a la campeona mundial que fue. Ayer sólo hizo un salto válido y cinco nulos. Y aun así, sólo con sus discretos 6,36 en el segundo intento, que la llevaron al séptimo lugar sin rivales de especial relumbrón, superó a Concha Montaner, novena, que tras dos saltos aún más pobres de 6,23 y 6,25 ni siquiera pudo pasar a la mejora. No fue una buena noche femenina española. Glory Alozie tampoco tuvo su día en los 100 vallas. Salió mal, como de costumbre, y nunca pudo remontar desde la tercera plaza a la jamaicana Ennie-London y a la cubana Tejeda. Hizo 12,82s lejos de sus 12,57s récord de España.

Svetlana Feofanova, en uno de sus intentos de salto con pértiga.
Svetlana Feofanova, en uno de sus intentos de salto con pértiga.MANUEL ESCALERA

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