5.000 religiones y dos
Supongamos que queremos comprender la religión. Si comprender es buscar lo común entre lo diverso, entonces comprender la religión es buscar la mínima expresión de lo máximo compartido por todas las religiones. Se estima que desde el amanecer de la humanidad han surgido unas 100.000, de las que quizá sobrevivan hoy unas 5.000. ¿Se puede encontrar algo común a todas ellas? Todas las religiones re-ligan, es decir, renuevan uniones. Y todas ellas, sin excepción, renuevan estas dos: 1) la unión del creyente con la divinidad y 2) la unión (entre sí) de los creyentes de una misma creencia. No hay duda de que muchos han encontrado en esta idea un consuelo y un sentido para su vida individual, pero esa misma idea no sólo no ha ayudado a la convivencia de la humanidad en su conjunto, sino que más bien ha ayudado a escribir la historia de su infamia.
De ahí el gozo improbable de ver a un imán y un rabino abrazándose y de ahí el interés de un parlamento religioso en pleno ejercicio de autocrítica. ¿De qué asuntos podría tratar? Bien, la humanidad necesita hoy otras dos religas bien distintas: 1) la de los seres humanos entre sí, sean cuales fueren sus creencias, y 2) la de los seres humanos con la naturaleza.
El parlamento podría dedicarse a un repaso a fondo de todos los textos sagrados en pos de un apoyo universal para renovar estas dos otras uniones y ponerlas por delante de las dos anteriores. Si se busca con ilusión, se encuentra. Quizá se pueda acordar, incluso, que usar el nombre de Dios para honrar más la muerte que la vida es un gravísimo pecado en cualquier religión parlamentaria. La red de templos podría proclamar entonces las viejas buenas nuevas a lo largo y lo ancho del planeta.
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