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ATLETISMO | Selecciones olímpicas de Estados Unidos

"Prefiero no hablar y dedicarme a mi hijo"

La vida de Marion Jones, de 28 años, ha cambiado mucho desde sus anteriores selecciones preolímpicas, celebradas hace cuatro años. Se casó con el lanzador de peso C. J. Hunter. Se divorció. Empezó una nueva relación sentimental con Tim Montgomery, recórdman de los 100 metros lisos, con el que tiene un hijo desde hace un año. Su rendimiento en pista ya no es el mismo después de un año de inactividad por el embarazo y su nombre está manchado por el supuesto uso de sustancias dopantes, como también es el caso de Hunter, ya suspendido y retirado, y Montgomery.

Jones, que en Sydney consiguió tres oros olímpicos -100, 200 y relevos 4 x 100 metros-, ha negado repetidamente el uso de drogas para mejorar su rendimiento deportivo. Y tras el fiasco de este fin de semana en la pruebas de Sacramento pide que la dejen en paz. "Si hablo, siempre tenéis algo negativo que decir. Y si no hablo, también. Así que prefiero no decir nada y dedicar mi tiempo a mi hijo", comentó la velocista ante la prensa tras la final.

"Que tengáis un buen día", remachó sin responder a las preguntas. Marion Jones se mostró esquiva durante el fin de semana, en todo momento escoltada por dos guardaespaldas. Su radiante sonrisa se ha esfumado de su rostro. Tampoco se acercó a los seguidores, que desde la gradan la animaban, pero sin mostrar tampoco mucho entusiasmo. "Hay algo diferente en Jones", se comentaba por Sacramento. Pero la velocista no quiere dar explicaciones.

El cambio en Jones no es sólo de personalidad. También hay cosas distintas en su forma de correr y que la hacen pesada en la pista, quizás vinculadas a los efectos físicos de su reciente maternidad. Su rendimiento deportivo ha sido muy pobre desde que volvió a la competición hace un año, a pesar de que se fijara como objetivo conseguir un nuevo oro olímpico. Tan sólo ha corrido tres carreras de 100 metros esta temporada y ninguna de 200.

"Su estilo ha cambiado", comentaba Maurice Greene antes de celebrarse las pruebas en un augurio de lo que estaba por llegar. "Hace muchos más movimientos que antes. Su aceleración está ahí, pero entra demasiado pronto", explicó. Pero hay más. A los problemas físicos se le suma la fuerte presión psicológica a la que se está viendo sometida por la investigación abierta por la Agencia Antidopaje Estadounidense (USADA) por el escándalo de los esteroides de los laboratorios BALCO.

Su sueño olímpico empezó a esfumarse la noche del sábado y los que la han visto correr tienen dudas sobre su rendimiento en las próximas pruebas. En Sacramento se preguntan cuáles son las motivaciones que empujan a Jones a seguir corriendo, mientras los atletas honestos lamentan que los sospechosos por dopaje se estén llevando la atención que no se merecen. Los seleccionadores de Estados Unidos se limitan a decir que a Atenas irá "el mejor equipo y el más limpio".

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