_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Diario

Juan José Millás

Soñé que las casas de la ciudad se juntaban unas con otras y desaparecían las calles. Cuando salías del portal de tu casa, entrabas directamente en el portal de la de enfrente, y la ventana de tu dormitorio estaba pegada a la de otro dormitorio en vez de dar a un patio. La gente iba desconcertada de unas habitaciones a otras, de unas casas a otras, buscando una salida y al poco se perdían en aquel laberinto de pasillos y habitaciones. Cuanto más céntrica era tu vivienda, más atrapado estabas en aquella especie de masa hueca en que se había convertido la ciudad. Entonces, un grupo de personas, liderado por un historiador que vivía en el 3º C (¿por qué un historiador?, ¿por qué el 3º C?), decidió emprender una exploración en busca de la periferia, pero como era imposible saber si se viajaba en línea recta o en círculos, se perdieron al poco de salir.

Incapaces de regresar al punto de partida, los exploradores se quedaban a vivir en cualquier casa y abrían cualquier armario y se duchaban en cualquier cuarto de baño. No había modo de expulsar a nadie, pues no había afuera. Desde las azoteas se veía una techumbre infinita, llena de sierras, de picos, de irregularidades. Algunos expedicionarios decidieron dirigirse hacia la periferia a través de los tejados y las azoteas, en busca del campo, pero tampoco regresaron nunca. Entonces se me ocurrió telefonear a un hermano de mi padre que vivía en el borde de la ciudad y me dijo que ya no había borde, pues del mismo modo que se habían agrupado las casas, también las ciudades se habían juntado unas con otras y resultaba imposible saber dónde terminaba aquel conjunto de ladrillo.

Cuando había mucho silencio, escuchábamos pasar el metro por debajo de nosotros, pero no sabíamos cómo se accedía a él ni quién lo conducía. Tampoco estábamos seguros de que fuera el metro, la verdad, pero a algo teníamos que atribuir aquellos ruidos subterráneos. Me desperté a media noche y me asomé a la ventana. La calle estaba en su sitio, pero ya no me acosté por miedo a que, si me dormía, se realizara la pesadilla. De todos modos, estuve todo el día con la impresión de que en mi vida real, como en el sueño, no hacía otra cosa que buscar un borde, un labio, un margen.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_