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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Huérfanos del Yak-42

Han transcurrido 13 meses desde que ocurrió la peor tragedia del Ejército español, en la que fallecieron nuestros padres y 60 compañeros más, cuando volvían tras cuatro meses de misión de paz en Afganistán. Aquel 26 de mayo de 2003 se estrelló el Yak-42 en el que viajaban. No hubo ningún superviviente. Un día después llegó el primer equipo médico español (ninguno de ellos forenses) con el ministro de Defensa a la cabeza; los médicos españoles reclamaron a los turcos los restos y éstos dijeron que habían identificado a 32 y el resto estaban calcinados, por lo que debían realizar pruebas de ADN. Los turcos tomaron muestras de tejidos, pero los españoles rechazaron la propuesta y en tres horas identificaron 30 cadáveres...

Está claro que la orden vino del Gobierno español, para repatriarlos sin identificar y que a cada familia le tocase su propia ruleta rusa. Con esto pretendían enterrar el escándalo. Ahora entendemos muchas cosas; por ejemplo, cómo se llego a decir "dejen en paz a los muertos", para que las familias no nos hiciésemos las pruebas de ADN.

Nos sentimos manipulados, engañados y olvidados. Es un drama ver cómo le dicen a un padre que no es su hijo al que ha enterrado, sino que otros familiares lo incineraron y esparcieron sus cenizas en el mar.

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Por todo esto, reclamamos tres puntos, de menor a mayor prioridad:

1. Que el Ministerio de Defensa realice, después de encajar el puzzle, un nuevo funeral de Estado, donde sean velados y llorados por sus familiares, y no por los de otro compañero.

2. Nuestros familiares dedicaron los últimos meses de su vida ayudando a los demás y representando a España, por lo que se merecen que un monumento, y no la vejación a la que fueron sometidos, incluso después de muertos.

3. Y por último, y más importante, reclamamos una comisión de investigación parlamentaria, en la que se depure todo tipo de responsabilidades, tanto en la identificación de los cadáveres como en la contratación de aviones basura ex soviéticos. También queremos saber qué ocurrió con la quincena de quejas elevadas por los militares españoles.

Porque todavía hoy, tristemente, no sabemos por qué murieron nuestros 62 héroes y bajo qué antecedentes. Hasta que no se investigue todo, las familias no descansaremos.

Nuestros padres iban sentados juntos en el avión, seguramente se dieron la mano en el momento final y pensarían en nosotros. Por eso, aunque no estén entre nosotros, sus hijos somos su voz que reclama una y otra vez la verdad.

Tenemos 16 años, somos Paty Ripollés y Diego Novo, los hijos del comandante José M. Ripollés, jefe de la plana mayor y del comandante Antonio Novo, jefe de prensa del contingente, respectivamente.

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