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'Vuelo 605' se despide después de 44 años en antena

El jet de Vuelo 605 toma tierra. Después de 44 años de ininterrumpida actividad radiofónica, su creador y eterno comandante, Ángel Álvarez (Oviedo, 1919), aterriza su avión. El último viaje, mañana por la noche, a las 21.00 en M80. A bordo, Eurythmics y Annie Lennox. Atrás quedan en el recuerdo programas como su inicial Caravana, en La Voz de Madrid; Alta fidelidad, Los clásicos de la música ligera e Imagen de un famoso, en RNE. O el propio Vuelo 605, que depegó el 24 de abril de 1960, en Radio Peninsular. Jim Reeves, Johnny Horton, los Everly Brothers y los Brothers Four, entre otros, inauguraron la singladura. Posteriormente, Vuelo 605 se trasladó a Radio Madrid FM, Radio Minuto o M80 Radio.

El deseo de mostrar a la juventud española de aquellos primeros sesenta, tan huérfana de noticias exteriores, la gran efervescencia musical que se vivía fuera, llevó a Ángel Álvarez, por entonces jefe de Comunicaciones de Vuelo de Iberia, a compaginar su trabajo con el de locutor de radio. No tenía ninguna experiencia, pero contaba con una ventaja: su extraordinaria y cultivada voz, gracias a su padre, un tapicero socialista que al cumplir los siete años le obligaba a leer el periódico en alto y le corregía.

Y llegó para revolucionar la radio musical. Gran amante de la música folk y country y seguidor incondicional de Eddie Cochran, Elvis Presley, Pete Seeger, Bob Dylan, Peter, Paul & Mary o Simon & Garfunkel, sus primeras emisiones se nutrían de los discos que compraba después de rastrear todas las tiendas de Manhattan. Una curiosidad: siente verdadera predilección por Serrat y Maria del Mar Bonet, y los Beatles nunca le convencieron, como él mismo ha confesado en alguna ocasión. Sin embargo, reconoce su conversión al cuarteto de Liverpool después de escuchar una versión acústica del clásico Yesterday, de McCartney.

Su personal voz, su forma intimista y sin estridencias de realizar sus programas, siempre ajena a modas o estilos, le convierten en cronista de excepción de las más decisivas cuatro décadas de la historia de la música popular. Su jet seguirá volando en la memoria de los miles de aficionados, viajeros de distintas generaciones que aprendieron a oír la música de forma distinta, y por eso tienen una deuda impagable con él. Ángel Álvarez ha obtenido el reconocimiento profesional con galardones como el Premio Nacional de Radio en 1973, el Ondas en 1996, la Antena de Oro de 1999 o el Premio de la Música 2002, entre otros muchos.

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