Un comodín para la salida de Veolia

La junta de ayer fue la más complicada de FCC en sus cien años de historia. Sirvió de escenario para la batalla por la segunda constructora española, que enfrenta a su principal accionista, Esther Koplowitz, y la familia Entrecanales, que controla Acciona, rival de FCC. Una de las claves de esta pugna está en el pacto de accionistas que mantiene la empresaria con su socio, el grupo francés de aguas Veolia, y que le da el control de facto en la compañía. Los abogados de Acciona se emplearon ayer a fondo a la hora de cuestionar esta alianza, cuya ruptura facilitaría las cosas a los Entrecanales.

La entrada de Acciona en FCC, hasta convertirse en su tercer accionista, se inició de forma relativamente sigilosa. Hace casi un año compró un 8,7% en su competidora, afirmando que se trataba de una inversión meramente financiera. Pero pocos meses después la elevaba al 15% actual, tras admitir abiertamente que el objetivo de Acciona era una fusión con FCC. Y todo ello sin hacer una sola llamada a Koplowitz, según indicó recientemente la empresaria, molesta por este acercamiento hostil.

El control de FCC está atado y bien atado, al menos de momento. Koplowitz controla el 52,6% del capital a través de B-1998, una sociedad en la que tiene un 51%; el resto está en manos de Veolia. Pero habrá cambios en el accionariado. El grupo francés quiere salir de FCC y negocia con Koplowitz la venta de este paquete, que le otorga una participación indirecta del 25,7% (vale en el mercado unos 1.000 millones). Precisamente, Acciona hizo públicas sus intenciones con FCC pocas semanas después de que la empresaria admitiera que negociaba la salida de Veolia. Este grupo reconoció en abril haber mantenido conversaciones con el tercer accionista de FCC.

Mientras, Koplowitz busca aliados que reemplacen a Veolia en B-1998 para mantener el control. La empresaria está negociando con un grupo de inversores, entre ellos Ibersuizas.