Viejos recelos entre vecinos
Scolari no habla con los periodistas españoles y afirma que es un partido "para matar o morir"
La histórica relación de amor-odio entre los vecinos ibéricos tendrá mañana un nuevo capítulo. Parte de la prensa portuguesa acusa a los españoles de haber iniciado una "guerrilla psicológica" para presionar al árbitro del encuentro, el sueco Anders Frisk, y desestabilizar a la selección lusa. Y ayer el seleccionador portugués, Luiz Felipe Scolari, se negó a concederle una entrevista a la Cadena Ser en estos términos: "Es un partido para matar o morir. No hablo con los periodistas españoles porque mis palabras serán malinterpretadas". Tan atento a lo que dicen de él sus vecinos, Portugal se siente agraviado. Primero porque dice que la prensa española puso "los focos" en el conflicto entre el brasileño nacionalizado Deco y la oposición de Figo y Rui Costa a esa nacionalización. Y después porque algunos periódicos han afirmado que el árbitro favorecerá los intereses de los anfitriones. Figo, además, se sintió atacado por un rotativo español y se encaró con su enviado especial tras el partido ante Rusia. También sentó mal una frase de José Antonio Camacho, ex técnico del Benfica y actual entrenador del Real Madrid, en la que afirma que el cuadro de Scolari no aguantará la presión. "¿También el míster Camacho está en esta guerra? El domingo veremos quién es mejor", respondió, retador, el joven Tiago, del Benfica, que todavía no se ha estrenado en la competición. Mientras, en la concentración española, Iñaki Sáez y sus muchachos trataron de apaciguar lo ánimos. "Estoy seguro de que el árbitro no va a beneficiar a nadie. Si se equivoca, no será a propósito", declaró Vicente.
Entre los periódicos lusos, algunos insistían ayer en la táctica desestabilizadora. "El Portugal-España será un partido a vida o muerte desigual en el que, como dice Scolari, los portugueses juegan por un resultado y los españoles por dos (les sirve empatar). Pero ni así se dan por satisfechos e iniciarán una guerrilla psicológica porque entienden que los jugadores de Portugal son frágiles de cabeza y no van a aguantar la presión de jugárselo al todo o nada", dice Carlos Machado en el deportivo O Jogo.
Claro que, entre tanta agitación, hay también voces conciliadoras. "Tanto la selección portuguesa como la española hacen falta en la Eurocopa 2004", escribe Bernardo Ribeiro en el rotativo Récord. "La portuguesa porque es nuestra; y la española porque juega bien y tiene aficionados animados y cívicos, lo que no es fácil de encontrar. No debo ser el único en pensar así. Debe haber muchos comerciantes que apoyarán para que continúe España. No a nuestra costa. A costa de Grecia y de Rusia, que juegan menos y están más lejos. El viejo odio por los españoles es para mentes envilecidas y retrógradas", añade Ribeiro. Más irónico, el escritor Manuel Jorge Marmelo se pregunta en Público: "¿Otra vez Aljubarrota
[la batalla histórica entre lusos e hispanos]? Siempre es preferible que las discusiones entre vecinos se discutan de modo pacífico (...). Si el 14 de agosto de 1385 los portugueses ganaron recurriendo a la táctica del cuadrado, esta vez sé que venceremos porque la pelota es redonda, porque son 11 en cada lado y porque, tratándose de fútbol, es mejor que se guarden los pronósticos para el final del partido".
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