El PSC celebra tanto su triunfo como el "fracaso estrepitoso" de CiU
Maragall dice que la "gran victoria" supone el espaldarazo al tripartito
El Partit dels Socialistes (PSC) vio cumplidos ayer todos los objetivos que se había fijado, pero si algo acogió verdaderamente con euforia fue el hundimiento electoral de Convergència i Unió. A juicio del presidente de la Generalitat y del PSC, Pasqual Maragall, los comicios han supuesto un espaldarazo definitivo al Gobierno catalanista y de izquierdas: "¡Viva el tripartito!", exclamó.
Los dirigentes socialistas subrayaron que la "radicalización nacionalista" había llevado a la federación a "los peores resultados de su historia" justo en el momento en que el PSC se ha convertido, en palabras de Pasqual Maragall, en "el partido más importante de Cataluña desde la Guerra Civil".
Los socialistas vivieron su euforia prácticamente en familia. Salvo cargos públicos y dirigentes de la formación, y descontando un puñado de jóvenes muy animados, casi nadie se acercó a la sede central del PSC, que acogió como un gran triunfo la jornada electoral, a pesar de la escasa participación. Ni los más optimistas del partido podían imaginar que en unos comicios tan poco sentidos por los ciudadanos, el PSC podía ver cumplidos de golpe todos sus objetivos, tanto los que les afectan a ellos como los relacionados con sus competidores.
Triple satisfacción
El PSC fue, con mucha diferencia, la primera opción electoral de Cataluña hasta el punto de que más que duplica el porcentaje obtenido por el segundo partido. Pero es que, además, su histórico rival, Convergència i Unió (CiU), sufrió un gran retroceso, que le hizo quedar como tercer partido por primera vez en 25 años. Y por si no fuera suficiente, el crecimiento de Esquerra Republicana (ERC) -aliado y socio, pero al mismo tiempo rival en el Ejecutivo y en el campo de la izquierda- fue mucho menor que el conseguido en los comicios precedentes. Nadie dijo públicamente ni una palabra al respecto, pero este toque de atención a Esquerra fue recibido también con gran satisfacción por los socialistas.
La aplastante victoria electoral del PSC también supone un reforzamiento del aparato del partido a las puertas del congreso que la formación celebrará a finales de julio. En una campaña tan desangelada y con tan pocos alicientes, los socialistas catalanes organizaron el acto previsiblemente más multitudinario de Europa -más de 17.000 personas en el Palau Sant Jordi, el pasado 10 de junio- y se acercaron a los 900.000 sufragios, sólo 131.000 menos que los cosechados por Pasqual Maragall en las autonómicas, con una participación veinte puntos inferior.
Pese al éxito de la jornada, la sede estaba tan vacía que Raimon Obiols, el segundo candidato del PSC en la lista, incluso dio marcha atrás cuando ya se disponía a hacer sus comentarios a la hora fijada, las 21.30. Finalmente, compareció pasadas las 22.30 horas, acompañado del presidente del partido, Pasqual Maragall, el primer secretario, José Montilla, el alcalde de Barcelona, Joan Clos, y la tercera candidata del PSC, Maria Badia. "El PP dice que le ha ido muy bien. Pues fantástico. Que continúe así y todos contentos", dijo Obiols.
Todos estaban exultantes. Montilla hurgó cuanto pudo en la herida de CiU, que ya desde que se cerraron las mesas, con los datos de los sondeos circulando, había empezado a abrir Miquel Iceta, el portavoz del PSC. "¡La radicalización nacionalista ha llevado a CiU al fracaso más estrepitoso en 25 años!", clamó Montilla, aplaudido con entusiasmo por los cargos públicos, dirigentes y el puñado de simpatizantes.
Maragall subrayó que por primera vez en la historia, "los socialistas han ganado todas las elecciones", incluyendo las autonómicas, en las que obtuvieron más votos que CiU pero menos escaños. "Es muy gratificante que la gente por fin se haya dado cuenta de que este país en manos de la izquierda y el socialismo puede dar mucho más de sí", afirmó, tras destacar que el PSC es "el partido más fuerte que Cataluña ha tenido desde la Guerra Civil".
El presidente de la Generalitat y del PSC lamentó que la hegemonía de la derecha en Europa en los últimos años hace que la Constitución europea, que está a punto de aprobarse deba mejorarse, con lo que ya apuntó una petición de reforma. Maragall opinó que el tripartito sale reforzado de los comicios. "A partir de ahora lo diremos cada día más: ¡Viva el tripartito!", concluyó.
Los resultados electorales provocaron una gran relajación entre los dirigentes, que estaban de muy buen humor. Un importante alcalde y miembro de la ejecutiva que seguía por televisión la comparecencia de CiU no tenía reparos en gritar que "Artur Mas está a punto de llorar". Manuela de Madre, presidenta del Grupo Socialista en el Parlament, y Diana Garrigosa, esposa del presidente, se desternillaban de risa siguiendo las intervenciones de los dirigentes del PSC e incluso trataban de contagiarle la risa a Maragall, algo que casi consiguen. Y el propio Maragall, en su análisis, destacó como una gran victoria que el PSC fuera el partido más votado también en Rupià (Alt Empordà), donde tiene su segunda residencia.
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