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Jeremy Deller convierte a los donostiarras en los protagonistas de la apertura de Manifesta

Más de 400 ciudadanos rompen barreras con el arte al participar en un original desfile

Jeremy Deller, uno de los cuatro candidatos al prestigioso Premio Turner de arte contemporáneo, no trabaja con el ánimo de lograr que la gente normal toque el arte. O al menos eso dice. Sin embargo, ayer demostró, en la inauguración de la bienal itinerante europea Manifesta 5, que las barreras entre creadores y público son fáciles de romper. Convirtió en protagonistas a más de 400 donostiarras de más de 25 colectivos de la ciudad que desfilaron, bailaron tangos, hicieron demostraciones de esgrima y atrajeron la mirada de cientos de curiosos. Manifesta dejó de ser una incógnita para muchos.

Ya lo anunciaba la organización de Manifesta 5: "Jeremy Deller se infiltra en la sociedad desde un punto de vista casi antropológico de manera que aísla y destaca los rituales y las prácticas que en ella se desarrollan". Deller (Londres, 1966) estudió Historia del Arte; por ello se siente un creador autodidacta, y no tiene empacho en reconocer: "Yo no puedo pintar ni dibujar, no tengo talento para eso". Lo suyo es apuntar directamente al corazón de distintas comunidades, preferentemente con performances como la de ayer. "No me importa que la gente diga que lo que hago no es arte. Desde luego, no entendido de forma tradicional, pero es algo real, que ocurre", apuntó antes del desfile. "El arte está en la comunicación", sentenció.

Si arte es involucrar, cautivar, establecer una conexión con el público, Deller lo logró en parte. A las siete de la tarde arrancaba de Alderdi Eder su original creación: el desfile de más de 400 personas de distintos colectivos de San Sebastián que normalmente no hubiesen sido jamás protagonistas de una marcha de estas características. "Ellos representan la vida de esta ciudad", dijo. Por eso lograron, porque son San Sebastián, lo impensable: que la inauguración de Manifesta 5, una muestra de arte de vanguardia, se convirtiera en un acto nada minoritario, aunque se echó en falta a más personas en las calles en un desfile que quedó deslucido por el tiempo.

Los ciudadanos asistieron a un espectáculo multidisciplinar protagonizado por karatekas, personas tatuadas, ciegos, bailarines de tango, bailaores de flamenco, surferos, donantes de sangre..., que marchaban al ritmo de percusionistas africanos o músicos rumanos. Deller no participó en el desfile. Dice que no le gustan esos protagonismos.

Excrementos

Inicialmente, pensó en figurar recogiendo los excrementos que dejaban los caballos en el recorrido hasta el Kursaal, pero al final lo descartó. Después, y se le escapa una sonrisa al contarlo, se le ocurrió colocar en ese puesto a una autoridad, pero, de forma realista, reconoció que no se prestarían a ello.

Deller vio así desde fuera su obra de arte, comprobó cómo caían las barreras entre Manifesta 5 y los ciudadanos, entre el arte contemporáneo y el público no entendido, aunque éste no era su propósito. "No tiene por qué gustarte el arte", afirma. "Me conformo con que disfruten los que participan. Si es así, yo me doy por satisfecho".

El desfile fue el acto principal de la inauguración de Manifesta 5, que muestra hasta el 30 de septiembre en San Sebastián la obra de 56 artistas de una veintena de países europeos. Hubo también tiempo para un concierto de Txetxo Bengoetxea y un acto institucional en el que miembros de Manifesta y políticos -entre ellos la ministra de Cultura, Carmen Calvo; el alcalde donostiarra, Odón Elorza; la consejera de Cultura, Miren Azkarate, y el diputado general de Guipúzcoa, Joxe Joan González de Txabarri- invitaron a visitar las seis sedes de la bienal y dejarse sorprender por arte de todos los tipos y colores. Y citaron al público para la próxima bienal.

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