La sorpresa va en aumento
Ni punto de inflexión ni nada que se le parezca. La canasta de Bryant en el segundo partido no ha cambiado un ápice la dinámica de esta final, donde Detroit se está comiendo literalmente a los Lakers. Si de algo sirvió fue para que los Pistons no estuviesen a estas alturas de la película a un partido de barrer 4-0 a los unánimes favoritos, merecido botín por la superioridad en el juego, concentración, intensidad y ánimo que han mostrado hasta ahora sobre unos Lakers que llevan toda la serie como si se acabasen de levantar de la cama. Ayer, por no tener no tuvieron ni a su dúo estelar O´Neal y Bryant, que pasaron de meter 60 puntos conjuntos en cada uno de los partidos de Los Angeles para quedarse en 25. En lo que no varió la cosa fue en el apoyo que tuvieron de sus compañeros. O sea, nada.
PISTONS 88 - LAKERS 68
Detroit Pistons: Prince (11), Rasheed Wallace (3), Ben Wallace (7), Hamilton (31), Billups (19), Campbell (5), Hunter (2), Okur (2), Williamson (6) y Ham (2).
Los Angeles Lakers: O'Neal (14), Bryant (11), Malone (5), Payton (6), George (8), Fisher (9), Walton (4), Rush (8) y Medvedenko (3)
Marcador: 24-16, 15-16, 24-19, 25-17.
The Palace of Auburn Hills. 22.076 espectadores. Detroit domina la serie por 2 a 1. El cuarto partido se jugará en la madrugada de domingo a lunes: Canal + y Canal Digital + (2.30).
Por mucho que represente un estilo dañino con el espectáculo, hay que rendirse a la actuación de los Pistons. Se han presentado sin ningún complejo de inferioridad, haciendo caso omiso al 99% de los pronósticos que aseguraban una serie corta y a favor de los Lakers. Salieron a merendarse a los Lakers y lo consiguieron desde el primer cuarto (24-16). De su defensa está casi todo dicho, pero es que en ataque, con todas sus limitaciones, están resolviendo los pocos problemas que le plantean la defensa de los Lakers con mucha mayor fluidez y acierto que sus rivales. Billups continúa haciendo sangre de Payton y Fisher, y crece por momentos la figura de Hamilton. El fino e hiperactivo alero lleva camino de convertirse en el MVP de las finales. Con una defensa que un día sí y otro también deja a sus rivales por debajo de los 80, no extraña el escenario en que nos encontramos.
A los Lakers se les agota el tiempo. Limitados más que nunca a lo que hagan O'Neal y Bryant, ambos están encontrando infinitos problemas. El gigante se quedó en 14 puntos, cosa inaudita pues en los 21 encuentros anteriores de O'Neal en finales de NBA, nunca había bajado de 25. Ben Wallace, Rasheed, Campbell, Okur se van rotando y por lo civil o por lo militar se pelean con Shaq. Su éxito se traduce en los pocos lanzamientos que está haciendo, 16 de media, una miseria para el jugador más decisivo de la Liga. Lo de Bryant es distinto. Se ha encontrado con un hueso en Prince. Le saca casi diez centímetros a Bryant. Cada lanzamiento de Bryant está siendo punteado y molestado por los inacabables brazos de Prince que le hacen causante directo de sus malos porcentajes (4 de 17 ayer).
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