En manos de Calamity James
Inglaterra elige al portero del Manchester City entre apenas seis titulares de la Premier League
David James, el portero de la selección inglesa, no tiene buena prensa. La habitual ironía británica le ha apodado Calamity James, jugando con el apodo de la célebre vaquera de Missouri, Martha Jane Canary, Calamity Jane, casada con Buffalo Bill y amiga de un tipo tan sublime como el pistolero Wild Bill Hickok, a la que el capitán de caballería Egan le atribuyó el sobrenombre después de que ella le salvara de un ataque de los indios. "Eres una chica magnífica, pero una calamidad", dice la leyenda que dijo tras volver a la vida.
David James es un tipo magnífico, con la cabeza tan bien amueblada como acostumbrada a continuos cambios de imagen. Se expresa con cortesía y una profundidad que supera la media de los vestuarios futbolísticos, pero en el campo se transforma y es un monumental misterio, una de las cualidades menos deseadas en un portero, más queridos por la regularidad que por la excentricidad, por parar lo parable, que por detener lo imparable. A David James le gusta más lo segundo, como cuando frenó una incursión del turco Nihat, con un olor insoportable a gol, en el partido clave de la fase clasificatoria. Ray Clemente, entrenador de porteros de la selección inglesa, cantaba las alabanzas de James en esa jugada, por su temple para impedir el gol de un futbolista que lo lleva en las venas. Conviene no olvidar que Turquía fue luego eliminada en la repesca por Letonia.
No es una opinión muy compartida por los ingleses, que desconfían del portero del modesto Manchester City y en general de la nueva hornada de metas ingleses, tan limitada que incluso el seleccionador, Eriksson, ha reconocido que "aparte de James", a quien salva lógicamente, "hay un vacío en la posición, lo que es inusual para Inglaterra, que tiene una tradición de grandes porteros". Lo cierto es que Eriksson no ha tenido demasiados problemas para elegir a sus guardametas: apenas media docena de ingleses son titulares en sus equipos y casi todos habitan en los subsuelos de la clasificación. De los tres que están en Portugal, dos han descendido con sus respectivos equipos: Robinson (Leeds), que tiene a gala su fama de colérico y un gol de cabeza al Swansea, y Walker (Leicester). Inglaterra no está en buenas manos, huérfana de porteros tan históricos como Banks, Shilton, Clemence o finalmente Seaman, probablemente con más fama que méritos, pero que aportaban tranquilidad y una apacible rutina. Ahora Calamity James, que entrenó su físico y su mente en los Miami Dolphins de fútbol americano el verano pasado, apela a la lógica más pura: "Hay que pensar que las malas cosas van a suceder y las buenas también". Los ingleses se conforman con que no cante como Doris Day en el musical de David Butler sobre Juanita Calamidad.
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