Totti agita los celos de Del Piero
Elogiado por Trapattoni hasta la exageración, el líder italiano lanza un aviso al Roma y no se cierra las puertas del Madrid
Italia gira alrededor de Francesco Totti, el hombre del momento, elogiado por el seleccionador, Giovanni Trapatton, hasta la exageración. "Nunca he tenido un futbolista como él", dijo el viejo Trap, que ha dirigido a unos cuantos astros del fútbol. A Platini, por ejemplo. "Es mejor que Platini y que Zidane", comentó el técnico, y el asunto ha traído consecuencias. A Del Piero, el penúltimo gran referente del fútbol italiano, le dio un ataque agudo de celos y declaró que las palabras del seleccionador eran inapropiadas. "No valgo menos que Totti", manifestó el jugador de la Juve. Las cosas están así en la selección italiana, donde todos los jugadores hablan, dicen lo que piensan y, lo que es más extraño, lo dicen públicamente, en una especie de terapia liberadora que ha cogido por sorpresa a los periodistas.
¿Ha vendido un millón de libros? "Imposible, sólo he escrito uno", se ríe de sí mismo el romano
Veteranos reporteros, curtidos en Mundiales, Eurocopas y en el arduo mundo del calcio, asisten sorprendidos a la nueva política de la selección italiana. Hace dos años, en el Mundial de Corea y Japón, el equipo se refugió en un hotel inaccesible, foco de misterios y rumores, origen de la típica relación neurótica entre los jugadores y los periodistas. Y al revés. Italia practica ahora una especie de política de puertas abiertas. El equipo se aloja cerca del centro de Lisboa, en un hotel donde conviven con otros huéspedes, a condición de que no sean italianos. Se ha preferido la normalidad al hermetismo, todavía no se sabe con qué consecuencias, porque todo el mundo habla y opina. Trapattoni elogia a Totti y Del Piero se queja. Trapattoni decide que los milanistas Pirlo y Gattuso no serán titulares y los dos lo toman como una afrenta. Al fin y al cabo, son dos de los representantes del equipo que ha ganado la Liga italiana. Los periodistas, que han vivido de interpretar los silencios, no aciertan a manejar tanto ruido.
Totti apareció ayer ante la prensa. Lo hizo en el impecable módulo que han financiado los patrocinadores de la Federación Italiana. Casa Azzurra se llama, y con razón. Es un recinto perfectamente diseñado, con amplias salas, despachos, restaurantes y una enoteca. Todo presidido por la combinación de madera y un sinfín de objetos convenientemente azules, pero no de un azul cualquiera, sino el azzurro, el del mediodía que canta Paolo Conte. Había interés por escuchar a Totti. La sala de prensa estaba atestada de periodistas y camarógrafos. Bronceado hasta el punto de la coquetería, con el aspecto de haber trabajado las pesas con entusiasmo, Totti tenía enfrente un largo temario: las declaraciones de Trapattoni, la respuesta de Del Piero, la marcha de Fabio Capello a la Juve, el interés del Real Madrid por ficharle, sus coqueteos con el Milan, sus demandas para permanecer en el Roma...
Pero Totti no se distingue por su elocuencia. Es un romano hasta la médula que habla con giros tan romanos que a veces no se entienden. Tampoco parece el típico jugador que se siente cómodo ante los periodistas. Le precede una fama de simplón que probablemente no se ajusta a la realidad, pero que ha hecho fortuna en Italia, donde Totti oficia ahora mismo el papel que le tocó al ex ministro Fernando Morán en España. El jugador del Roma es el protagonista de toda clase de chistes, todos ofensivos en la medida en que le dejan como un lelo. No lo es, porque ha demostrado la suficiente inteligencia para reírse de sí mismo, coleccionar los mejores chistes sobre él, publicarlos en un libro que llegó a ser el más vendido de Italia -más de un millón de copias ("¿es cierto que ha vendido un millón de libros?", le preguntan. "Eso es imposible. Sólo he escrito uno", contesta- y entregar las ganancias a un proyecto de ayuda a ancianos de Roma y niños sin hogar en el Congo.
Quienes esperaban a un Totti animado y polémico se encontraron con la versión diplomática de alguien que se ha aprendido bien el papel. Rehusó entrar al debate con Del Piero -"cada uno es muy libre de opinar lo que quiera, pero lo importante es el equipo"-; agradeció escuetamente los elogios del seleccionador, dijo que evaluará la posibilidad de fichar por el Madrid al final de la Eurocopa, no se inmutó por la marcha de Capello del Roma al Juventus y sólo se permitió un consejo a los rectores de su equipo. "Si no fichan a los cinco o seis jugadores que he recomendado, me sentiré liberado de cualquier compromiso con el Roma", declaró y se fue.
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