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Manifiesto en defensa de la calidad de la Universidad pública madrileña

Texto completo aprobado el pasado miércoles 2 de junio

El gran cambio que ha experimentado nuestro país en los últimos veinticinco años sería impensable sin la indudable contribución que ha prestado la Universidad Pública. En esta institución se han formado los cuadros técnicos, políticos, económicos y científicos que han hecho posible el progreso de España. La institución pública universitaria ha generado y soporta la mayor parte de la investigación que se realiza, y que en estos últimos años ha permitido homologarnos con el resto de países avanzados. Por tanto, podemos afirmar con todo rigor que la universidad pública ha ido desarrollándose positivamente en estos últimos 25 años, en cantidad y sobre todo en calidad, convirtiéndose en uno de los pilares que han permitido el cambio y la modernización de la sociedad española.

En Madrid, las universidades públicas han asumido el reto de la innovación y mejora que desde los poderes públicos y la sociedad madrileña se demandaba. Las siguientes cifras pueden ser indicativas de esta realidad. Madrid es el distrito universitario más numeroso del país en cuanto a estudiantes, profesores e investigadores. Las seis universidades públicas madrileñas han acogido en este último curso alrededor de 220.000 estudiantes, que son atendidos por cerca de 8.000 empleados de administración y servicios, y por algo más de 15.000 profesores que, además de la docencia correspondiente, han desarrollado una importante labor de investigación que sitúa a las universidades madrileñas en los primeros puestos entre las universidades españolas en las clasificaciones por número de publicaciones y referencias a las mismas en un conjunto muy amplio de áreas de conocimiento científico.

La Comunidad de Madrid está a la cabeza en el número de patentes internacionales, la mayoría impulsadas y desarrolladas por las universidades. La valoración positiva que la sociedad tiene de su universidad se pone de manifiesto en diversas encuestas, como la recientemente publicada por la ANECA, que atribuye a la universidad un grado de reconocimiento social superior incluso al de otras instituciones básicas en el funcionamiento del sistema democrático. Su calidad se puede constatar también en el alto nivel de nuestros estudiantes Sócrates-Erasmus que participan en los programas de intercambio, así como en el hecho de que con menos recursos, nuestras universidades obtienen resultados docentes e investigadores similares a los de las universidades europeas. Creemos que los ciudadanos madrileños deben conocer y apreciar esta realidad universitaria de su región, porque es una parte fundamental de su patrimonio.

Se ha dicho reiteradamente que la mejor inversión pública - además de las que se destina a la atención de la salud - es la que se emplea en la formación de los ciudadanos y, en investigación. Esta afirmación general es todavía más acertada en el caso de la Comunidad de Madrid, donde su sistema público universitario se ha convertido en uno de los motores más importantes para el desarrollo de la región. En definitiva, estamos trabajando mucho y bien, y esto nos permite sentirnos orgullosos.

Es bien conocido que la financiación de la universidad pública española no ha alcanzado todavía los estándares de las inversiones en el resto de los países de nuestro entorno. Para paliar esa desventaja algunas comunidades autónomas han efectuado un esfuerzo suplementario, una vez transferidas las competencias educativas, para potenciar y apoyar a sus universidades, convirtiéndolas en elementos de referencia de la propia identidad regional.

Sin embargo, el Gobierno de la Comunidad de Madrid, lejos de prestar la atención que requieren sus universidades públicas, sigue sin dotarlas de una financiación adecuada. Esta situación, que ya era seria de por sí, se ve agravada por la falta de interlocución y voluntad negociadora del actual gobierno regional. Los siguientes hechos dan cuenta de la falta de voluntad política por resolver los problemas acuciantes de las universidades públicas madrileñas:

- Carencia de acuerdos y negociaciones desde el año 2003 para abordar los planes de inversiones e infraestructuras.

- Negativa a discutir y buscar fórmulas consensuadas para el pago del complemento retributivo del profesorado de las universidades madrileñas, que es inferior al de muchas de las comunidades autónomas.

- Disminución drástica del presupuesto destinado al programa Sócrates-Erasmus para intercambio de estudiantes con Europa.

- Paralización de la aprobación del programa regional de ciencia y tecnología.

- Ausencia de medidas para la adaptación de la enseñanza universitaria al espacio europeo de educación superior.

- Debilidad del programa de becas dirigido a la igualdad de oportunidades, que no incluye, por ejemplo las ayudas compensatorias a los estudiantes de menor nivel de renta.

- Negativa a convocar las mesas técnicas para la negociación colectiva del Personal de Administración y Servicios Funcionario y Laboral, y del Personal Docente e Investigador.

En este sentido, la actitud de las autoridades autonómicas actuales en materia de Universidades se caracteriza por su falta de respeto a los acuerdos alcanzados anteriormente con las Universidades Públicas y con los sindicatos representativos. Esta actitud va unida a un modo de actuar prepotente y unilateral, que evidencia una clara falta de interés por solucionar los problemas pendientes y por contribuir a la mejora de la calidad.

Por todo ello, y ante lo que consideramos un ataque directo a la universidad pública madrileña y a la dignidad y prestigio de su profesorado y del resto de la comunidad universitaria, exigimos un cambio radical en la política universitaria del gobierno regional.

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