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Entrevista:FURA | Trapecista

"La magia del circo perdura, pero es necesario un relevo"

Pilar Cervera (Barcelona, 1970), más conocida en el mundillo circense como Fura, vivió entre Sevilla y Cádiz antes de marcharse a París para consagrar su vida al trapecio. Actuaciones en tres continentes, trabajos con destacadas compañías, espectáculos propios y varios premios avalan su carrera. Ahora prepara en el Pabellón Deportivo de Chiclana (Cádiz) lo que será su próxima coreografía aérea, titulada Aion.

Pregunta. ¿Se ha perdido la magia del circo?

Respuesta. El circo goza hoy de buena salud, sobre todo fuera de nuestras fronteras. Pero en España sigue monopolizado por las empresas de siempre, familias que desde antaño acaparan las ayudas y dificultan que el circo joven salga a la luz. La magia del circo perdura, pero es necesario un relevo.

P. ¿Hay adolescentes que digan "mamá, quiero ser trapecista"?

R. No lo dirán así, pero muchos jóvenes encuentran en las técnicas de circo una forma de relacionarse, y desarrollar una disciplina, que engancha. Se decantan más por los malabares y no tanto por las acrobacias, que exigen otras condiciones y una práctica más sacrificada. Pero es un arte no virtual, muy artesano, que la gente valora mucho.

P. En el trapecio, ¿mandan las mujeres, o hay paridad?

R. Salvo el trapecio volante (saltos de uno a otro), hay predominio de las mujeres. En el aire somos más gráciles, y esa mezcla de fragilidad femenina con la fortaleza que exige esta práctica resulta muy atrayente.

P. Cuando está ahí arriba, ¿en qué piensa?

R. Tus cinco sentidos los pones en lo que estás haciendo, pero también te concentras en el público. Si no, no transmites nada, tiene que ser un circuito de energía. Trato de llevar imágenes en la cabeza para imprimir carácter y alma al movimiento.

P. ¿Algún batacazo memorable?

R. Una luxación de codo, en un ensayo. Tenía fiebre y fui a entrenar: nunca se debe hacer eso.

P. ¿La voltereta de su vida?

R. Creo que está por llegar. Intento sintetizar todo lo aprendido, hacer mi propia aportación al trabajo aéreo. Cuando lo logre, ésa será.

P. ¿El trapecio ayuda también equilibrarse en la vida normal?

R. Desarrollamos una capacidad de estar a la escucha de cuanto nos rodea. Nos ayuda a salir de nosotros mismos y fomenta el respeto.

P. ¿Hay algo que le dé vértigo fuera de su trabajo?

R. Tener los pies en la tierra. Allí arriba estoy mucho más tranquila.

P. ¿Su gran desafío?

R. Para mí el desafío es combatir la injusticia, todo lo que me inquieta de este mundo. Es encontrar la manera de aportar mi grano de arena para que este mundo mejore.

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