Zapping
Teoría del atasco
Los expertos en circulación suelen quejarse de que cuando hay un accidente los conductores reducen la marcha para ver qué ocurre. Cuanto más sangriento es el accidente, mayor es el atasco. A veces, la televisión reproduce este mecanismo: pone en pantalla algo espantoso para que la audiencia se detenga.
Antología
Se repite que la tele es un asco, pero si pienso en cuántos programas de las cadenas generalistas estatales son dignos, interesantes, divertidos, entretenidos o instructivos, me salen un montón. Breve antología: El show de Norm o Las noticias del guiñol (Canal +), Bricomanía o Qué grande es el cine (La 2), La mirada crítica o Crónicas mar
cianas (Tele 5), Los Simpson o Pasapalabra (Antena 3). A eso hay que añadirle los programas buenos de las autonómicas o de las locales, la retransmisión del partido Cataluña-Brasil, el anuncio que anima a comprarse un Mercedes antes de que uno sea demasiado viejo y las noticias, que sirven para darse cuenta de que todo podría ser peor.
Boda
En Qué grande es el cine, el escritor Juan Manuel de Prada contó, no sin ironía, que una de las películas que vio su madre estando embarazada de él fue El bueno, el feo y el malo, y que le tiene un cariño intrauterino a su director, Sergio Leone. Esa confesión explica mejor el mundo literario de Prada que la crítica más sesuda. Entre las malas influencias televisivas está un zapping que, el domingo, emitió Tele 5: un top de peleas con adolescentes pegándose y discusiones de parejas. Los debates sobre la boda también generan mal rollo, quizá porque el vilipendio cotiza más que el elogio. Al ver a los conversos del protocolo despellejando a la novia, te das cuenta de lo peligroso que es casarse.
Monstruo
Para huir del virus cortesano, veo una entrevista en Saló de lectura, el programa literario de Barcelona Televisió. El escritor César Aira charla con Emilio Manzano a un ritmo y en un tono que desmienten el mito del dinamismo y de la estridencia catódicos (en TVE-1, mientras tanto, Sylvester Stallone dice: "Tercera regla: si esto es una trampa, te mataré"). Aira, que ha escrito una novela sobre dos jubilados que reparten pizzas a pie, habla de la obsesión de la televisión por exprimir temas, desde Maradona a los chiquillos que se caen de los trenes, y de que la percepción del público deforma la realidad. "La televisión resulta mucho más inexplicable que todo lo inexplicable que se me pueda ocurrir", dice. Melancólico, lúcido, tímido, admite sus trucos con una franqueza saludable y va soltando frases sobre el azar, los monstruos y los mutantes. Confiesa que, a veces, a media novela, se aburre de lo que está escribiendo y decide matar a todos los personajes. Lo mismo ocurre con las teleseries: cuando un actor molesta o pide aumento de sueldo se le mata y se consigue un gran atasco de audiencia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.