Gran redada contra el dopaje
Italia moviliza 700 agentes en una operación en la que ya hay 138 imputados
La policía italiana volvió a presentarse ayer, de madrugada, en los hoteles de los participantes en el Giro con una orden de registro y en busca de sustancias prohibidas. La nueva operación contra el dopaje, que, por el momento, cuenta con 138 imputados y en la que participaron más de 700 militares y carabineros en toda Italia, va, sin embargo, mucho más allá del ciclismo profesional. Entre los presuntos implicados figuran medallistas olímpicos, médicos, entrenadores y, sobre todo, decenas de deportistas aficionados.
El sumario fue abierto por la fiscalía de Roma, a finales del año pasado, a raíz de la detención de un atleta juvenil húngaro al que se incautó una partida de GH (hormona del crecimiento) de origen lituano y extraída de hipófisis de cadáveres, lo que implicaba el riesgo de transmisión de la llamada enfermedad de las vacas locas. Esa detención fue conectada con la muerte, dos años atrás, de un ciclista aficionado de la Toscana. La fiscalía anunció que el cuerpo del corredor sería exhumado para realizar una autopsia y comprobar si, como se sospechaba, había fallecido por consumo de sustancias dopantes.
Una vez más, las pesquisas policiales condujeron al Giro. Ayer, a las 4.30, patrullas militares a las órdenes del fiscal Paolo Ferraro llamaron a la puerta de las habitaciones de Mazzoleni y Spezialetti (Saeco), Muraglia (Formaggi Pinzolo), Marzoli (Acqua e Sapone), Galleti y Scirea (Domina Vacanze) y Masciarelli (Caldirola). Tras el registro, en el que no se encontró nada sospechoso, los ciclistas fueron acompañados al cuartel de Carabineros de Brunico para que prestaran declaración.
Fuentes próximas a la fiscalía indicaron que varios corredores, de los que no se facilitó el nombre, estan imputados desde hace semanas, al igual que dos médicos relacionados con el ciclismo. Uno de ellos, Carlo Santuccione, ya se vio implicado en 1998 en un caso similar.
Entre los investigados se contaban ocho ciclistas participantes en el Giro, otros siete que no participaban, 77 corredores aficionados, siete profesionales del atletismo y numerosos médicos y entrenadores. Entre los profesionales del atletismo sufrieron registros domiciliarios Giuseppe Gibilisco, campeón mundial de salto con pértiga; Nicola Vizzoni, medallista de plata en lanzamiento de martillo en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, y la maratoniana Franca Fiacconi, que fue expulsada del equipo olímpico italiano por negarse a someterse a los programas contra el dopaje.
La fiscalía de Roma anunció que en la redada de ayer habían sido requisadas cantidades no precisadas de eritropoietina (EPO), hormona de crecimiento, morfina y metadona. Algunos de estos productos no habían sido importados ilegalmente, sino que habían sido proporcionados, mediante sobornos, por personal hospitalario italiano. Fueron registrados el Hospital Militar del Celio y el Policlínico (Roma), el hospital de Santa Clara (Pisa) y el Hospital Civil de Viareggio y entre los imputados figuraban tres enfermeros.
La espectacularidad de la operación fue lamentada por los participantes en el Giro, que se quejaron de estar "siempre ante las cámaras" cuando se hablaba de dopaje, y por parte de la clase política. El responsable de asuntos judiciales de La Margarita (partido moderado del centro-izquierda), Giuseppe Fanfani, subrayó que en los hoteles del Giro no se habían encontrado productos prohibidos y criticó, sobre todo, que el dopaje volviera a llegar a los tribunales en vez de ser combatido por las autoridades deportivas.
La asociación de ciclistas Assocorridori hizo notar, por su parte, que sólo una pequeña minoría de los implicados pertenecen al mundo del ciclismo y que, en cualquier caso, no existen aún acusaciones formales ni condenas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.