"Reserva hasta para ir al lavabo"
El glamour invade, como cada año, el Gran Premio de Montecarlo de F-1. Ayer llegaron al Principado algunas estrellas de Hollywood, como George Clooney, Matt Damon, Brad Pitt y la esposa de éste, Jennifer Aniston. A ellos se les unirán algunos de los deportistas más destacados y varias supermodelos multimillonarias.
La fiesta será completa. Pero, al mismo tiempo, se convertirá en una pesadilla para los pilotos del circo. "Es una locura", afirma el colombiano Juan Pablo Montoya, de BMW Williams; "si vas a un restaurante, necesitas haber hecho una reserva; si vas al supermercado, también; incluso para ir al lavabo necesitas una reserva".
Para algunos pilotos la carrera monegasca es la mejor del mundo. Para otros, la peor y no debería disputarse. Es el único circuito urbano que se mantiene en el calendario. Pero allí lo deportivo pierde parte de su trascendencia. Por ello se ha hablado poco todavía de que al alemán Michael Schumacher puede igualar mañana el record de seis victorias en este circuito que ostenta el brasileño Ayrton Senna o batir el del británico Nigel Mansell (1992), igualado hace dos semanas en Barcelona al lograr su quinto triunfo sucesivo en el inicio de una temporada.
"No me mueven las estadísticas, sino el simple placer", dijo ayer el germano. En las dos primeras sesiones de entrenamientos libres, marcó ya las diferencias: sacó casi dos segundos a todos sus rivales. El único que se le acercó fue su compañero, el brasileño Rubens Barrichello.
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