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CANCIÓN / ESCENA

María Lavalle, acompañada por Juan Diego, fusiona tango y fado en el teatro de La Abadía

José Luis Gómez, director del teatro de La Abadía, calificó ayer de "espectáculo muy singular" la última aventura de la cantante María Lavalle, a quien acoge en su prestigioso espacio los próximos días 19 y 20 de mayo con el recital La pena golfa. En él, Lavalle trata de demostrar las fusiones entre tango y fado acompañada por el actor Juan Diego, quien pondrá voz a varios textos, y por una orquesta formada por músicos fadistas y un cuarteto de tango.

Tangos, fados, canciones (entre ellas una de María Elena Wals) y una habanera componen este espectáculo calificado por Lavalle de "recital mestizo" y en el que pone de relieve los puntos en común del tango bonaerense y el fado lisboeta. "El fado, cuyo nombre tiene su origen en la palabra fatum (destino), canta retratando un temperamento aventurero, soñador y nostálgico del pueblo portugués", dice la cantante; "el fado es esencialmente una queja, un lamento que nace en los suburbios lisboetas, primero como baile y luego añadiéndole letras; luego salta de los burdeles a los salones aristocráticos para, finalmente, interesar a los intelectuales". Y concluye: "Lo curioso es que este recorrido del fado es equivalente a la andadura del tango, que nace como música y baile en los arrabales rioplatenses para terminar en los salones".

Juan Diego, que ya había colaborado con Lavalle en dos espectáculos anteriores de la cantante, comentó ayer que lo de recitar versos siempre le produce una gran emoción: "De hecho, lo vivo como una necesidad constante, como un impuesto revolucionario que me pongo a mí mismo. Siempre deseo que el verso esté presente en todos los actos de mi vida", señaló el actor, que casualmente acaba de estrenar la película El séptimo día, de Carlos Saura, en la que interviene José Luis Gómez.

Juan Diego afirmó que son letras impresionantes las que dice en La pena golfa: "La duda me viene porque a veces no sé dónde poner el castellano; en el espectáculo hay un lenguaje que permite que la música penetre en la palabra, y es una gran hermosura", continuó el actor, quien a pesar de su larga experiencia no oculta tener un cierto temblor ante el estreno: "Tengo ganas de conocer el resultado".

Aunque Lavalle ha vivido ennumerosos países desde su infancia, entre ellos Portugal, piensa que el hecho de que naciera en Buenos Aires la ha marcado de por vida. No obstante, es la primera vez que en su trayectoria profesional se enfrenta a los tangos: "El tango quiso esperarme, y pareciera no haberse disgustado de este abrazo que le propuse con el fado; además, desde niña me convirtieron naturalmente en fusión, algo que es la esencia de este recital".

Lavalle, que recuerda que el lunfardo (jerga utilizada por los argentinos) está lleno de términos portugueses como mina, buraco, mango, otario, descangallado o gayola, dice que, sin pretenderlo, los letristas de fados y tangos han ilustrado como nadie anhelos y angustias de las gentes del siglo XX: "En muchos tangos late el fado, y viceversa; la correspondencia en la que conviven es íntima y originaria".

La pena golfa cuenta con coordinación artística del argentino Rafael Flores, conocido por sus publicaciones sobre el tango y el personaje de Carlos Gardel. Al montaje también se ha incorporado el equipo artístico del propio teatro de La Abadía, entre los que se encuentran Elisa Sanz, que se ha reponsabilizado del espacio escénico, y Carlos Aladro, encargado de la puesta en escena.

Está previsto que el espectáculo viaje a Granada, Segovia, Ávila, Zamora, Coímbra, Oporto y, el próximo invierno, a Buenos Aires.

La pena golfa. Teatro de La Abadía. Fernández de los Ríos, 42. Miércoles 19 y jueves 20, a las 21.00. Entrada: 30 euros.

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