Bodoques nanotecnológicos
Aplimatec presenta las novedades en textiles técnicos, que ya constituyen el 20% de la producción española
Las abuelas todavía practican el ganchillo, adornan los manteles con bodoques o cierran las mangas con puñetas. Pero sus nietas ya diseñan cubiertas textiles para estadios deportivos, estructuras soportadas por hormigón con entreverado de fibras acrílicas o trajes de bombero con telas no tejidas. Los bodoques son ahora cosa de la nanotecnología.
La crisis que atraviesan el sector textil tradicional, que traslada el grueso de la confección a países con mano de obra barata para concentrar en las sedes históricas labores de mera distribución comercial, adquiere una nueva dimensión a la vista de las aplicaciones y materiales que ofrecen las últimas tecnologías.
Las tapicerías de automóviles, los trajes ignífugos de los bomberos o ciertos filtros para gases y líquidos constituyen otras tantas derivaciones tecnológicas de una industria que nació en los pedales de un telar.
Filtros para gases, trajes ignífugos, césped artificial y mallas de invernaderos
Los denominados textiles técnicos son nuevos productos que han surgido gracias al desarrollo de nuevos materiales poliméricos, a raíz de la investigación sobre nuevos tratamientos de las telas y de la implantación generalizada de electrónica y de las tecnologías de la información y las comunicaciones a todas las máquinas y procesos textiles.
La versatilidad de los nuevos materiales favorece usos inimaginables hace poco en ámbitos como el embalaje, la medicina o el deporte.
La producción española de textiles técnicos en el año 2002, los últimos datos disponibles, alcanzaba en torno al 20% de la producción total de los sectores textil y confección y representaba un valor total de 2.600 millones de euros. Casi la cuarta parte de la producción total de textiles técnicos se destinó a la exportación. En la actualidad, la Unión Europea produce la mitad de los textiles técnicos que se consumen en el mundo.
La Feria de Valencia alberga esta semana la segunda edición de Aplimatec, Feria Internacional de Aplicaciones Técnicas de los Materiales Textiles, que se subdivide en dos segmentos. Matex, destinada a presentar la producción de materias primas auxiliares y textiles semielaborados; y Aplitec, que presenta los productos finales.
El número de expositores ha crecido un 33% desde hace dos años, una cifra que refleja el interés del sector por ganar nuevos mercados a través de la fabricación de productos con aplicaciones industriales.
Un total de 250 fabricantes de fibras, maquinaria y productos acabados ofrecen el escaparate de los últimos avances tecnológicos en el sector.
Miguel Peralta, consejero de Industria, inauguró el certamen y aprovechó la ocasión para saludar a varios industriales alcoyanos, localidad donde ejerció como alcalde antes de saltar al Consell. Peralta aseguró que la oferta que presenta Aplimatec "es una de las mejores opciones para consolidar el desarrollo del sector textil en la Comunidad Valenciana, y la fabricación de textiles técnicos es una de las alternativas con más posibilidades de futuro, ya que son productos que fomentan la investigación y la innovación tecnológica".
Un repaso a los expositores de césped artificial o bañadores de última generación revela que las empresas catalanas son muy mayoritarias.
La Fundació Catalana per a la Recerca también está presente en Aplimatec a través de los expositores de Fiteq, donde se presentan los últimos ejemplos de cooperación entre la empresa y la universidad para satisfacer las demandas más exigentes.
Los textiles técnicos abarcan desde la protección de militares susceptibles de afrontar ataques con armas químicas o biológicas hasta el establecimiento de nichos adecuados para determinados cultivos sin tierra. Desde las mallas de los invernaderos hasta los guantes de los cirujanos.
Una empresa de Alcoi anunció la presentación de una alfombra capaz de contabilizar los pasos y determinar el número exacto de transeúntes que la pisan a lo largo del día. El producto no ha llegado a exponerse, pero pone en peligro el trabajo de decenas de azafatas que pasan las tarjetas de los visitantes de la feria por los tornos de entrada y salida para medir la afluencia a los certámenes.
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