Manuel Turrión de Eusebio, líder histórico socialista

MANUEL ABEJÓN

El pasado sábado 8 de mayo falleció en Madrid Manuel Turrión de Eusebio. Había nacido en Madrid hace casi 85 años y había sido diputado socialista a Cortes.

Manuel Turrión fue toda su vida un militante socialista. Nació en una familia socialista y combatió, siendo un adolescente, en la Guerra Civil (al final de la misma tenía escasos veinte años y grandes responsabilidades); sufrió prisión y penalidades por sus ideales y sus servicios a la causa de la libertad. Más tarde aportó tiempo, trabajo y dinero y corrió riesgos, para su persona y su familia, para mantener durante tres décadas al PSOE frente a la dictadura. En los años setenta fue uno de los líderes más importantes del partido socialista y principal artífice de la reunificación entre los sectores renovado e histórico al principio de la transición. Luego, recuperada la democracia, su discreción y modestia, la propia edad y, en cierto modo, la firmeza de sus convicciones le fueron apartando de la primera fila de la actividad política, aunque no de la militancia y el compromiso socialistas.

Fue diputado por Madrid en las Cortes Constituyentes, coordinando la labor del Gabinete parlamentario del PSOE en la circunscripción y participando activamente, entre otras tareas políticas, en la de reparación de las víctimas del franquismo (por ejemplo, en el reconocimiento de los derechos de policías y carabineros republicanos). Su sentido de la disciplina y de la lealtad partidarias no le impidieron, sino todo lo contrario, mantener una enérgica postura en defensa de la democracia interna y de la permanencia de los valores ideológicos y políticos que él entendía eran la razón de ser del socialismo. En esa línea de actuación hay que entender su protagonismo en el nacimiento de un sector crítico en el PSOE en los finales de los años setenta y primeros ochenta, origen de la corriente de opinión Izquierda Socialista, y también su discreto distanciamiento de ésta, siendo, como gustaba de señalar, "crítico de los críticos". Sus relaciones personales y políticas, con el exilio y en el interior de España, durante la dictadura, y en la oposición o en el gobierno durante los veinte primeros años de democracia, con quienes tuvieron los más importantes papeles en el PSOE, el PSP, el PCE o UCD fueron intensas, a veces tensas, y siempre respetuosas. Su apartamiento de la política activa estos últimos años no le ha impedido, hasta pocas semanas antes de su muerte, mantenerse atento a la marcha de los acontecimientos, interesado por las batallas políticas nacionales e internacionales, intranquilo y profundamente preocupado por su país, su partido y los problemas sociales más graves y recientes. Recuerdo cómo hablaba o se le ocurrían medidas en apoyo de los parados o su angustia por la situación de los inmigrantes.

Turrión tenía un entendimiento de la política como actividad ajena absolutamente a la propia conveniencia e intereses, hecha de ideas y de valores, tremendamente dura para los que la ejercen y extraordinariamente próxima y generosa para los ciudadanos. Estoy seguro de que si él pudiese leer el anterior comentario lo hubiera corregido escribiendo socialismo donde he escrito política y trabajadores en vez de ciudadanos. Ello quizá se entienda si se piensa que Turrión era uno de los representantes genuinos de un socialismo que muchos, creo que basándose en razones más atentas a la moda mediática que a la necesidad histórica, consideran antiguo e impropio de la modernidad, y que tiene su fundamento en la igualdad de todos los seres humanos y en la lucha por superar las trabas económicas y sociales que la impiden. En cuanto a su conducta personal, Turrión era honesto, sincero, trabajador y austero; le cumple a la perfección un viejo adjetivo antes corriente y ahora en desuso: pablista. En cuanto a su biografía política, sólo se me ocurre resumirla con la misma idea con la que inicié esta nota: militante de toda la vida, activo durante toda su vida en el socialismo.

M. Abejón ha sido diputado socialista