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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

En el jardín de senderos que se bifurcan

Juan Ignacio Crespo

El comportamiento de los fondos de inversión en los cuatro primeros meses del año abarca desde una rentabilidad de promedia máxima del 39% de los fondos de renta variable que invierten en empresas niponas de baja capitalización, hasta las pérdidas del 17% de los fondos del sector de metales preciosos que es el único grupo que, junto con los que centran su inversión en China y Hong Kong o en Tailandia, acumulaba pérdidas medias a finales de abril.

Sorprende que una de las peores rentabilidades del cuatrimestre sea la de los fondos llamados alternativos, o que gestionan sus inversiones con un conjunto de estrategias que intentan desligar su rentabilidad de la de los diferentes mercados. La pasión que han despertado en los últimos tiempos no se ha visto recompensada este año, por ahora, con rentabilidades atractivas.

¿Y qué decir de los fondos de renta variable? Las expectativas que para ellos existían a comienzos de año se están viendo también decepcionadas, por ahora. Aunque no sea tan grave el caso para los que invierten en acciones españolas que, dentro del conjunto de la Eurozona, está proporcionando alguno de los rendimientos más atractivos: 5,6%.

La atracción asiática

Con rentabilidades promedio superiores al 8%, además del ya citado tipo de fondos de empresas japonesas de baja capitalización, hay otras nueve categorías de fondos de renta variable que tengan cierta representatividad en España.

Entre ellos están los de biotecnología, que se recuperan de las fortísimas pérdidas de años anteriores; los emergentes del este de Europa, muchos de los cuales tienen inversiones en empresas de los países que han accedido hace sólo nueve días a la Unión Europea; los que realizan sus inversiones en la zona de Asia-Pacífico, en general, y en Japón (en empresas grandes y pequeñas), en particular; los que invierten en empresas de baja capitalización, bien concentrando su cartera en empresas europeas o diversificándola de manera global, y, finalmente, tres categorías de fondos sectoriales: especializados en agua, gas y electricidad, farmacia y salud, y compañías que producen bienes de consumo o se ocupan de la distribución al por menor.

Estas categorías de fondos reflejan la evolución que han tenido las bolsas en los cuatro primeros meses del año. El problema es que las claves más evidentes que pueden extraerse de ese comportamiento pasado son contradictorias. Repasando las categorías mencionadas, es fácil ver que hay tres tipos de fondos que se han comportado estupendamente: los de empresas de baja capitalización, los emergentes y los sectores más defensivos en Bolsa.

Lamentablemente, las conclusiones que se podrían extraer de esta síntesis apuntan en direcciones opuestas, pues mientras el buen comportamiento de las empresas de baja capitalización es algo característico de las primeras etapas del ciclo alcista, el que los sectores defensivos en Bolsa estén obteniendo algunas de las mayores revalorizaciones podría estar indicando justamente lo contrario: que el ciclo está muy avanzado e, incluso, a punto de internarse en una fase corta bajista. Por ejemplo, las empresas de agua, gas y electricidad tuvieron en 2000, justamente en el año que se inició la crisis bursátil, el mejor ejercicio bursátil de la década pasada, mientras que los de empresas de bienes de consumo no cíclico fueron los primeros del ranking en 2001 y 2002, años de fuertes caídas de las bolsas.

Países emergentes

La buena marcha de los valores de países emergentes también tiene una lectura ambigua: podría ser el final de un proceso de levitación de este tipo de valores, tras revalorizaciones que, en algunos casos, fueron extraordinarias en 2003, algo que podría tomarse como un síntoma de que el festín está a punto de terminarse. Pero también podría estar sugiriendo que aún se mantiene intacta la capacidad de asumir riesgos, y que el potencial de mejora de estos países está fuertemente sustentado en una economía mundial que crece a buen ritmo y en la evolución alcista del precio de las materias primas.

Los mercados de renta variable se encuentran ahora en una encrucijada en la que se separan dos vías: la de los beneficios empresariales que apuntan a futuras y adicionales revalorizaciones, y la de los tipos de interés en EE UU que han adoptado un sesgo alcista. En el pasado, en ocasiones parecidas, y sin importar qué titubeos se hayan podido producir, las bolsas siempre han terminado dejándose influir por los resultados de las empresas. Lo que, tras el recorte de estos días, normal, por otra parte, tras una revalorización tan elevada en los 12 meses últimos, debería llevarlas a nuevos máximos antes de finalizar el año. Tras ello, la situación debería ser reevaluada.

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