Bajo el influjo de las flores

La ciudad de Girona abrió ayer sus vistosos pétalos y exhaló el irresistible perfume que cada primavera convierte los callejones del magnífico casco antiguo en una riada humana sedienta de monumentalidad y floricultura. La 49ª edición de la exposición Girona, temps de flors, que permanecerá abierta hasta el próximo domingo, presenta este año un total de 56 patios engalanados y 26 exposiciones florales en recintos monumentales o plazas.

También la mayoría de los jardines públicos del casco antiguo y algunos parajes naturales próximos cuentan con vistosas ornamentaciones. A la iniciativa municipal, impulsada por las asociaciones Amigos de las Flores y de los Jardines y Amigos de la Gerona Antigua, se suman un sinfín de vecinos y comerciantes que exhiben sus más vistosas plantas en balcones y ventanas.

Los jardines públicos del casco antiguo cuentan con vistosas ornamentaciones

La ciudad espera durante estos nueve días unos 500.000 visitantes. El primer día de la exposición ya augura, si el tiempo lo permite, un nuevo éxito de convocatoria. Tras la inauguración realizada ayer por la alcaldesa, la socialista Anna Pagans, en la escalinata de la catedral, algunos centros expositivos, como los Baños Árabes, se colapsaron de inmediato y se formaron largas colas para contemplar el espectáculo de color y olor.

La exhibición floral constituye una excusa perfecta para la visita a la ciudad y también para husmear en un sinfín de patios particulares que habitualmente permanecen vedados al paseante el resto de los días del año.

Junto a composiciones florales de corte tradicional, proliferan este año montajes marcadamente vanguardistas que rebasan la floricultura para adentrarse de lleno en las instalaciones de arte contemporáneas. Muchos artistas contemporáneos de la ciudad han participado en la iniciativa en la presente edicición.

Entre los montajes florales que mejor se adecuaron ayer al fugaz pero intenso aguacero que sorprendió a los visitantes a primera hora de la tarde se encuentra una sorprendente extensión de paraguas negros y claveles rojos que bordean el río Galligants. Las lluvias de los últimos días parecen haberse aliado con los artistas de este comentado montaje, dotando al río, habitualmente reseco, de un caudal presentable.

En la calle de la Força, sorprende una etérea composición de flores suspendidas en el aire y bañadas con luz fluorescente. En la misma calle, quienes confían en poder curiosear en el patio de la casa noble del famoso ciclista norteamericano Lance Armstrong, que reside en Girona desde hace años, se topan con un ingenioso montaje que parece querer reproducir la alegoría del cazador cazado. Unas aperturas invitan a mirar al interior, pero el voyeur se lleva la sorpresa de contemplarse a sí mismo en un espejo, viendo su cara como parte integrante de un gran muro floral que sólo puede verse en el reflejo.

Durante la exposición floral, la mayoría de los museos y monumentos de la ciudad no cobran entrada.

En la Fundación Espacios de Arte Contemporáneo, en la plaza de Pou Rodó, puede contemplarse la exposición Pístils i pètals. Sexualitat, eròtica, seducció i engany, en la que se ha pedido a 19 artistas de trayectorias y disciplinas muy diferentes una obra inédita que relacione las flores y el sexo.

A título de curiosidad, en la colección de bonsáis que se expone en el patio del Museo de Historia de la Ciudad pueden contemplarse este año dos piezas cedidas por la casa real española. Se trata de un haya y un bosquecillo de olivos que pertenecen al rey Juan Carlos I.

La exhibición floral incluye un concurso de ramos para profesionales y para no profesionales y otro de fotografías de la ciudad engalanada.