Una excursión imprudente

Todo apunta a una imprudencia. La ascensión hacia las faldas del pico del Mulhacén (3.481 metros de altitud) en la que el pasado jueves murieron tres turistas holandeses a causa de agotamiento e hipotermia, se acometió en condiciones, que, según expertos en montañismo, desaconsejaban emprender la marcha.

De las 11 personas que formaban la expedición, dos eran mayores de 60 años y otras cuatro tenían más de 50. Los 11 turistas que partieron desde Trevélez hacia el refugio de Poqueira (a 2.500 metros) carecían de equipamiento de montaña, según el guarda del refugio que participó en su rescate junto con cuatro guardias civiles del Servicio de Rescate de Montaña (Sereim) y un grupo de alpinistas vascos que pernoctaban en el refugio.

El guía es garante de la expedición, pero sus miembros han aceptado los riesgos

A la cabeza de la expedición organizada por la empresa holandesa Intertrek, que programa viajes de senderismo por todo el mundo, se encontraba la guía Sonja van Zanten. La víspera de partir, el guarda del Refugio, Rafael Quintero, trató de persuadirla de que dejara la marcha para otra ocasión por los vientos de más de 90 kilómetros por hora previstos por el Instituto Nacional de Meteorología para ese día. Ante su negativa, el montañero le recomendó una ruta mucho más resguardada del viento. Pero la guía tampoco hizo caso y tiró por la ruta más expuesta.

Dos horas después de partir, la nieve llegaba a los excursionistas por las rodillas, según Katerina van Baar e Isabelle Plomp, dos de las turistas que decidieron entonces volver al hotel después de recriminar a Van Zanten un comportamiento poco responsable.

Si Plomp y Van Baar, que, según dicen, carecen de experiencia en alta montaña, fueron capaces de percibir el peligro que corrían ¿por qué la guía no abortó la ascensión? ¿Qué responsabilidades podrían derivarse de su decisión de emprender la marcha conociendo las previsiones meteorológicas? ¿Estaba Van Zanten suficientemente cualificada para guíar una expedición de alta montaña?

- La profesión de guía de montaña. La Escuela Andaluza de Alta Montaña (EAAM), perteneciente a la Federación Andaluza, otorga títulos oficiales para técnicos deportivos en media y alta montaña, escalada, esquí de montaña y barrancos, pero, según el guarda del refugio de montaña de Poqueira, es más que habitual que los guías de las excursiones que se aventuran en la montaña no tengan ninguna titulación. Según el guarda, en muchas ocasiones los grupos llegan al refugio acompañados de simples guías turísticos sin ninguna formación.

Las dos excursionistas holandesas que abandonaron la ascensión al refugio de Poqueira aseguraron el jueves que Van Zanten se guiaba por la montaña con una simple fotocopia. Fuentes de la Guardia Civil declararon a Ideal que la guía no conocía la zona ni sus peligros. Tampoco tenía experiencia.

- La responsabilidad del guía. Desde el punto de vista jurídico, el guía de una expedición de montaña tiene el deber cuidar por la integridad física de las personas a las que acompaña, según fuentes de la fiscalía de Granada. El responsable de la expedición tiene respecto a los demás miembros lo que en derecho se llama "posición de garante". Pero el ponerse a su cuidado es una decisión libre de las personas que participan en la marcha, que aceptan los riesgos.

Esa libertad de elección, según las mismas fuentes, excluye la posibilidad de que se le pueda acusar de un delito de homicidio por imprudencia en caso de que, como en la excursión al refugio de Poqueira, alguno de los montañeros fallezca. En general, estos casos suelen terminar en un juicio civil en el que los afectados pueden solicitar que la empresa organizadora de la expedición o de la guía pague una indemnización. Si el juez así lo estima, Sonja van Zanten o su empresa, la holandesa Intertrek, deberán abonar a los familiares de los fallecidos y a los supervivientes los perjuicios sufridos mientras estuvieron a su cargo.

Tampoco se hubiera podido prohibir la ascensión. Cualquier ciudadano es libre de moverse por todo el territorio nacional a no ser que el destino sea un lugar de acceso restringido como instalaciones militares o de cualquier otro recinto cerrado.

- El equipamiento básico. "No se puede calificar de senderismo la excursión que realizaron los holandeses porque se metieron en el terreno de la alta montaña, donde se necesita un equipamiento especial que no tenían", explica Amparo Ortega, asesora médica de la Federación Andaluza de Montañismo. Ortega enumera las prendas de abrigo y los utensilios para una expedición como esta. "Lo principal es tener una brújula y un mapa, además de un móvil o un aparato de radio", necesario para pedir auxilio.

En cuanto a la ropa, es fundamental calzar botas de montaña de cuero o plástico que garanticen la impermeabilidad. Además del pantalón, señala Ortega,, "hay que llevar ropa interior térmica". De cintura para arriba se recomienda vestir tres capas que se pueden poner o quitar en función de la temperatura. "En primer lugar una camiseta térmica, sobre ella un forro polar y encima una prenda que proteja del viento y el agua, como un Gore Tex", explica la médico.

El gorro es fundamental porque por la cabeza se pierde un 30% del calor corporal. "El viento multiplica por diez la sensación de frío y la humedad la multiplica por 15", concluye.