"Sentía mucho frío, vi la muerte"
Maradona ofrece su primera entrevista y quiere viajar para dar las gracias a los aficionados
La muerte estaba ahí. Diego Armando Maradona dice haberla visto hace, hoy, dos semanas. La tarde del domingo 18 de abril cuando sintió "mucho frío", tanto que el calefactor encendido de la casa que ocupa en una finca del gran Buenos Aires, 50 kilómetros al oeste de la Capital Federal, parecía congelar el ambiente. El pasado viernes por la noche, a cambio de 80.000 pesos -unos 20.000 euros-, y un carrito eléctrico para desplazarse por el campo de golf, un Maradona algo más deshinchado, con cinco kilos menos, afeitado, de buen aspecto y bajo control, concedió una entrevista exclusiva a su "amiga" Susana Giménez, presentadora de uno de los programas de mayor audiencia de la televisión argentina, para evocar imágenes y sentimientos, previos y posteriores a su ingreso y salida intempestiva de la clínica donde fue atendido en la sala de cuidados intensivos, durante 12 días, de una miocardiopatía y una neumonía.
Con frases entrecortadas, o interrumpido a la mitad de una declaración por la presentadora, en un tono de voz algo más grave y disfónico, probablemente a causa de las lesiones en las cuerdas vocales que le provocó el respirador mecánico con el que fue asistido durante los siete días en que estuvo inconsciente, el ex capitán del equipo argentino de fútbol que ganó la Copa del Mundo en 1986, intentó describir lo que le había sucedido. Se acariciaba con sus manos los brazos desnudos, mientras contaba: "Sentía mucho frío y no me podía abrigar con nada, me estaba muriendo, vi la muerte...En ese momento lo que más quería era que me abrazaran, que me mimaran, que me hicieran caricias".
La conductora del programa, que se trasladó junto con su equipo a la finca que Maradona ocupa ahora circunstancialmente, le presentó como "el más grande", "el más fuerte", "el único". En otro momento dijo que "el ídolo" les tenía a todos "alucinados" y que él era "la persona más famosa del planeta". El propio Maradona se encargó a cada momento de rebajar la desmesura de los elogios, pero anticipó a su vez que ahora se dedicaría a viajar para agradecer personalmente a los aficionados que rogaron por su recuperación y le hicieron llegar mensajes de apoyo. "Voy a hacer el esfuerzo de ir a verlos a todos", comentó. "No estoy loco, quiero viajar, viajar y viajar. Me gustaría ver los Juegos Olímpicos en Atenas, pero también ir a Irak o a Afganistán, son locuras mías".
En principio, se propone regresar a Cuba para "ordenar las cosas", tiene pendiente un viaje a Italia, y confirmó que la fiesta de cumpleaños de su hija menor está prevista para el próximo día 21 en Buenos Aires. Su deseo para el país es que "el presidente Kirchner sea Jesucristo" y, para sí mismo, pidió: "Seguir viviendo sin joder a nadie y que respeten a mis hijas".
Su padre, hospitalizado
Maradona dijo que, bajo su responsabilidad y la de su doctor, le habían dado el alta el pasado jueves, cuando se marchó de forma imprevista de la clínica en la que estaba internado. El ex jugador, emocionado, reconoció la labor de los médicos que le "salvaron la vida", el apoyo de sus hijas y de su ex esposa, y el cariño de sus padres, "que aguantan todo".
Para entonces, Maradona desconocía el estado de salud de su padre, de 76 años, ingresado la tarde del viernes en la sala de cuidados intensivos de otra clínica con un cuadro de neumonía, pero afectado además por una crisis emocional. Según el sobrino que le acompañaba, "don Diego estaba apenado, abatido, desganado", dijo el sobrino que le acompañaba
"No me olviden", pidió al final de la entrevista Maradona, y admitió con los brazos abiertos a los lados del cuerpo, tener "un vacío así de grande" en su vida desde que se produjo la ruptura afectiva y comercial con Guillermo Cóppola, su ex apoderado. Ayer por la mañana jugó al golf y por la tarde esperaba que le visitaran de nuevo sus hijas.
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