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Crónica:CICLISMO | Los ocho días mágicos de un veterano
Crónica
Texto informativo con interpretación

Rebellin también gana en Lieja

El corredor italiano suma la 'decana' a la Amstel y la Flecha Valona

Carlos Arribas

Davide Rebellin, veronés, es de la generación de Lance Armstrong. Como el americano nació en 1971 -un mes menos un día antes, exactamente- y como el ganador de los últimos cinco Tours fue uno de los grandes favoritos de los Juegos de Barcelona 92. No ganó ninguna medalla en la carrera de Sant Sadurnì. Tampoco Armstrong.

De la generación de Rebellin, de la misma hornada, también son Michele Bartoli y Francesco Casagrande. Los tres, a diferencia de Armstrong, quien tras nacer clasicómano se transformó, tras un cáncer superado, en hombre Tour, son ciclistas multivictoriosos, pero tienen, para la afición, un regusto de corredores inacabados y peculiares. Bartoli, que a los 28 años ya había ganado dos Lieja-Bastogne-Lieja y un Tour de Flandes, apenas ha añadido material sólido a su palmarés desde entonces. Ningún monumento más a su cuenta. Ningún Mundial ganado tampoco. Casagrande es el rey de las semiclásicas y de las pruebas de Copa del Mundo de menor pedigrí. Múltiples equipos en su carrera y busca rápida de beneficios. Y paralelo era el camino de Rebellin. Cinco equipos -MG, Polti, La Française des Jeux, Lampre y gerolsteiner- en 12 años de profesional, 34 victorias de todo tipo, ninguna especialmente prestigiosa y una colección de buenos puestos en las grandes pruebas de un día que le generaron fama de perdedor y le han permitido toda su vida profesional figurar en el top ten del ránking UCI y resultar ciclista goloso para los equipos que pagan por puntos.

Nada, pues, permitía prever que Rebellin, a los 32 años, en un abril mágico, en la semana más dura de la temporada de clásicas del Norte, fuera capaz de llevar a cabo una hazaña con resonancias merckxianas.

Gozando de un estado de forma física ideal y de una libertad mental insospechada, Rebellin ha ganado las tres últimas grandes clásicas disputadas. Lo ha hecho en algunos de los lugares más señalados de la mitología ciclista y con la misma táctica sencilla., atacando ya con la meta a la vista. Hace ocho días, en Holanda, dejando clavado al voluntarioso e irredento Michael Boogerd en el Cauberg, en las afueras de Maastricht, ganó la Amstel Gold Race. Hace cinco días, el miércoles, dispuso de Danilo di Luca en el muro de Huy para hacerse con la Flecha Valona. Y ayer manejó perfectamente al poderoso Vinokurov y al nuevamente desgraciado Boogerd en la subida de Ans para sumar por fin un monumento a su historial: la Lieja-Bastogne-Lieja, la decana,la clásica más antigua.

Rebellin cruza la meta en Lieja por delante de Boogerd.
Rebellin cruza la meta en Lieja por delante de Boogerd.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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