_
_
_
_
Crítica:FERIA DE ABRIL | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La maldición de los cabestros

Antonio Lorca

Dicen que Florito, el cabestrero de la plaza de Las Ventas, es el propietario de la nueva parada de cabestros de la Maestranza, que la ha cedido por amistad con los empresarios. Después de lo visto ayer, una desastrosa actuación sólo superada por sus antecesores, es evidente que Florito y los empresarios sevillanos sólo se conocen de vista. Es claro que el madrileño ha enviado a los animales más torpes de la manada. Entre que no deben conocer bien la plaza, no identifican la voz de quien les manda y que no encuentran a Florito por ninguna parte, los cabestros deambulan como almas en pena por el redondel, mientras el toro, que no conoce de nada a Florito, mira a los tendidos con cara de no entender nada.

La Dehesilla / Rivera, Diego, El Fandi

Cuatro toros de la Dehesilla y tercero (devuelto) y quinto de José L. Pereda, corectos de presentación, bravucones y sosos. Dos sobreros de Hdros. de Antonio Ordóñez: el primero, devuelto por inválido; el segundo, manso. Rivera Ordóñez: estocada perdiendo la muleta y dos descabellos (ovación); cinco pinchazos y un descabello (silencio). Juan Diego: pinchazo y estocada (palmas); pinchazo hondo (ovación). El Fandi: dos pinchazos y cuatro descabellos (ovación); pinchazo y estocada tendida (ovación). Plaza de la Maestranza. 18 de la Maestranza. 4ª corrida de feria. Algo más de media plaza.

La solución parece clara: que venga Florito, afiance su amistad con los empresarios sevillanos, se lleve a estos animales y mande a otros más preparados.

Unos veinte minutos estuvo en el ruedo el primer sobrero sin que los cabestros fueran capaces de conducirlo a los corrales. Al final, El Fandi, en un gesto que le honra, se ofreció a matarlo para evitar que la espera llegara a mayores.

Esto de los cabestros es como una maldición en esta plaza, cuna de toreo, se dice con orgullo, pero de auténtica vergüenza en lo que a respeto al público se refiere.

Entre la desesperante espera y la sosería de los toros, sólo la buena voluntad de los espadas impidió el naufragio. Y el vencedor fue El Fandi, que protagonizó dos extraordinarios tercios de banderillas que la plaza le agradeció puesta en pie tras su magistral demostración de poderío, valor, técnica y conocimiento de los terrenos. Se la jugó después ante el peligroso sobrero y el parado sexto, pero sólo pudo dejar patente su voluntad.

Algo parecido sucedió con sus compañeros. Rivera llegó con renovados deseos de triunfo, pero su lote no fue nada propicio. Recibió a su primero de rodillas en la puerta de toriles y el toro tardó en salir una enormidad. Lo esperó con arrestos y consiguió una emocionante larga cambiada y vibrantes verónicas. Después, sólo voluntad. Y Juan Diego se presentó en la plaza cargado de ilusión y torería. Aguantó el viento y las nulas condiciones de sus toros y dejó una extraordinaria verónica y varios largos naturales como carta de presentación.

La corrida, casi tres horas por culpa de los cabestros. Lo dicho: una maldición.

Una excelente verónica de Juan Diego al quinto de la tarde.
Una excelente verónica de Juan Diego al quinto de la tarde.PÉREZ CABO
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_