La crisis de los 'pavones'
Sin Hierro y Makelele el Madrid desperdició la mejoría defensiva que había mostrado desde que Florentino Pérez es presidente

El centro de la defensa del Madrid ha sido, por razones de política de club, la vara de medir la cantera durante los cuatro años que lleva Florentino Pérez en la presidencia. Primero, porque la política presidencial ha fundado su éxito económico en el ahorro que le permite la explotación del fútbol base. Segundo, porque esta política ha mostrado la misma propensión a desprenderse de centrales y centrocampistas defensivos como a no ficharlos bajo ningún concepto. Estas razones presupuestarias han forzado el debut de Borja, Pavón, Rubén, Bravo y Mejía. Los cinco canteranos, sin embargo, no han podido resolver los problemas de fondo que han sacudido a la defensa del Madrid en las últimas temporadas. La victoria contra el Atlético sirve para darse una idea de la importancia que tienen los no canteranos en la defensa. Helguera -ausente del fracaso contra Osasuna-, es el único central de la plantilla que no es de la cantera. A él correspondió el comando de la zaga, con once y con diez, tras la expulsión de Pavón. Y a él correspondió el gol del triunfo. Un gol que hizo cinco minutos después de que Cambiasso, repudiado por la directiva, entrara al campo en detrimento de Borja.
Cuanto más canteranos han intervenido en la competición, peores han sido las estadísticas. Los goles recibidos por el Madrid a estas alturas de la Liga -jornada 33- durante los últimos campeonatos permiten entrever los aciertos y los errores de la gestión de Florentino Pérez y Jorge Valdano. Lo primero que hizo Pérez cuando llegó al Madrid fue fichar a Flavio y a Makelele, y aunque luego se arrepintiera, los hechos prueban que fue un acierto, si no económico, sí deportivo.
Antes y después de 2000
Si en las dos temporadas precedentes a las elecciones de 2000 el Madrid encajó 54 y 42 goles respectivamente llegado a la jornada 33, en las tres temporadas que siguieron acumuló 36, 34 y 38 tantos en contra respectivamente. Con Flavio y Makelele el trabajo de los centrales mejoró. Los registros defensivos del Madrid alcanzaron el pico en la temporada 2001-2002, cuando Pavón se unió a Hierro, y Makelele compartió el medio centro con Helguera.
Estos resultados, obtenidos con la aparición de Pavón, reforzaron la fe del presidente. Con el tiempo, Florentino Pérez, fue convenciéndose a sí mismo de que su idea, la de zidanes y pavones, había de aplicarse por encima de consideraciones de técnicos y entrenadores. Sin matices. Bajo el imperio de esta tendencia, el Madrid perdió en esta temporada mucho de lo que había ganado en las tres últimas. Cada vez hubo menos resquicios para gente como Flavio, Geremi, Makelele... o Hierro.
En el verano Geremi y Makelele estaban en los planes del club para la actual temporada, pero fueron descartados por razones financieras. Por un lado se anunciaron gigantescos beneficios. Por otro se dijo que no había dinero para aumentarle a Makelele el sueldo.
Al enterarse de la venta de Makelele al Chelsea, el técnico,Carlos Queiroz, se supo en un grave aprieto. A los suyos, en privado, les dijo que si el equipo ganaba algo sería un "milagro". Y se puso a trabajar. Hasta hoy.
En la Liga, Queiroz ha probado con siete parejas de centrales y ninguna parece convencerlo del todo. Desconfía de Pavón porque no es suficientemente rápido. Desconfía de Mejía porque no es suficientemente maduro. Desconfía de Bravo porque no da salida al balón. Y no confía en ninguno si no está presente Helguera, canterano del Racing.
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