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Columna
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El emigrante

Lo cantó el gran Juanito Valderrama y tiene validez cósmica: "Cuando salí de mi tierra / volví la cara llorando / porque lo que más quería / atrás me lo iba dejando". Kiko Veneno y la Martirio corroboraron que "si tú no te das cuenta de lo que vale / el mundo es una tontería / si vas dejando que se escape / lo que más querías". Pronto nos hemos olvidado de que hace bien poco éramos nosotros los emigrantes, los que llorábamos añorando el terruño desde América, Alemania, Suiza, Francia, Bélgica. Ahora mismo, aquí, en Madrid y en toda España, suenan baladas tristes en lenguas lejanas por nuestras calles, ciudadanos gimen en silencio añorando a los suyos, sobrellevando en muchos casos lo que siempre se ha llamado esclavitud y maldiciendo a los terroristas.

Adiós, mi Rumania querida, dentro de mi alma te llevo metida. Adiós, mi Polonia querida, dentro de mi alma te llevo metida. Adiós, mi Marruecos querido, dentro de mi alma te llevo metido. Adiós, mi Colombia querida, dentro de mi alma te llevo metida. Adiós, mi Bulgaria querida, dentro de mi alma te llevo metida. Adiós, mi Albania querida, dentro de mi alma te llevo metida. Adiós, mi Nigeria querida, dentro de mi alma te llevo metida. Adiós, mi Ecuador querido, dentro de mi alma te llevo metido. Adiós, mi Cuba querida, dentro de mi alma te llevo metida. Adiós, mi Ucrania querida, dentro de mi alma te llevo metida. Adiós, mi Santo Domingo querido, dentro de mi alma te llevo metido. Adiós, mi Argentina querida, dentro de mi alma te llevo metida. Adiós, mi China querida, dentro de mi alma te llevo metida... Adiós, adiós, adiós. Madrid está lleno de adioses. ¿A que sí, Juanito? Y, encima, vienen los terroristas, y te joden la vida, sobre todo si eres moro y llevas mochila.

Andan por la calle asustados, entran al metro o al autobús sabiendo que su presencia provoca inquietudes, que todos sospechan de ellos.

Van sin papeles, sin perspectivas. Son capaces de hacer un rosario con sus recuerdos. Son capaces de todo. Arréglenlo, por Dios y por derecho.

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